El Chuchucate en Colomos, vulnerable a contaminación

GUADALAJARA, JALISCO (29/FEB/2016).- El Arroyo El Chuchucate no sólo peligra por la intención de construir desarrollos inmobiliarios en sus cercanías, también es de las zonas más vulnerables por contaminación.

El Estudio Técnico Justificativo del Área Estatal de Protección Hidrológica Bosque Colomos–La Campana el cuerpo de agua presenta un riesgo de polución alto.

El estudio, realizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), indica que la vulnerabilidad del acuífero, que se potencializa por la escasa profundidad del agua subterránea somera (cercana a la superficie del terreno) en las adyacencias del arroyo.

Durante las últimas, semanas el denominado arroyo El Chuchucate o Chohocate ha estado en el ojo del huracán pues en el terreno donde se encuentra se pelea jurídicamente la expedición de una licencia de construcción para fraccionar el terreno.

A finales de enero, un juez federal concedió una suspensión provisional al Gobierno de Jalisco para frenar cualquier desarrollo de obra en el polígono del Bosque de Los Colomos.

Además, el Ayuntamiento de Guadalajara declaró como área natural protegida el predio en cuestión hace algunos días.

La investigación destaca que la presencia de una red hidrosanitaria en mal estado que corre de forma casi paralela al cauce del cuerpo de agua y a una galería de captación de agua tiene “frecuentes pérdidas de volúmenes importantes que terminan infiltrándose en el subálveo (agua subterránea) del arroyo”.

Además hay otra galería filtrante con varios sectores en mal estado, como a su cruce con el arroyo y en el límite oriental donde los procesos de erosión del suelo son intensos y dejan al descubierto la estructura.

Por si fuera poco, El Chuchucate tiene enemigo en casa, pues la presencia constante de heces fecales de los caballos sobre el mismo, derivados de los recorridos equinos y paseos que se desarrollan a lo largo del cauce, también lo contamina.

Casi en la misma situación se encuentra “La Coronilla”, especialmente por la presencia de descargas de agua residual sin tratar adecuadamente en el Arroyo Atemajac.