Capturan a hombres acusados de delitos contra el medio ambiente

PUERTO VALLARTA, JALISCO.- Tres sujetos, vecinos de San José del Valle, Nayarit, que arrojaron una sustancia tóxica en el Río Cuale para capturar camarones, fueron detenidos por policías municipales, ya que incurrieron en delitos contra el medio ambiente.

Tras ser capturados, fueron puestos a disposición de un agente del Ministerio Público Federal, en poder de un costal que tenía entre 15 y 20 kilogramos del crustáceo.

Se trata de los hermanos Marciano y Efrén, de apellidos Torres Navarro, de 38 y 41 años de edad respectivamente, así como Rómulo López González, de 36. El trío aceptó haber arrojado al cauce del río vallartense, una sustancia química que mata a los camarones y facilita su captura.

Los hechos se registraron el pasado fin de semana, luego de que fueron denunciados por vecinos del lugar conocido como Paso Ancho.

Fue en el rancho conocido como “El Chino”, muy cerca del camino que conduce hacia El Jorullo, en la zona serrana, en donde localizaron a las tres personas que contaminaron el río.

Personal de Comunicación Social de la Policía Municipal, a través de su titular, Claudia Lezama, informó que uno de los detenidos traía un costal en donde se localizaron los camarones capturados, entre ellos hembras en estado reproductivo. También se les aseguró un frasco con restos de un líquido que fue el que utilizaron para arrojarlo al río entre las piedras y así recoger los camarones.

Luego de ser llevados ante el juez municipal, los vecinos de San José del Valle, Nayarit, fueron remitidos a la Agencia del Ministerio Público Federal en el puerto, acusados de delitos ambientales.
Aparentemente, el camarón capturado por los detenidos sería vendido.

Asimismo, vecinos del Paso Ancho, avisaron a las autoridades, debido a que detectaron una coloración anormal en el agua del río, por lo que dieron aviso al Centro de Auxilio Regional (CARE).

Cabe mencionar que hasta hace algunos años, dicha práctica para capturar camarones, se presentaba con cierta frecuencia sin importar el grave daño ambiental que se provocaba a los propios crustáceos y a otras especies de peces en su hábitat.

 El Informador/Miguel Ángel Infante/Corresponsal