Sábado, 18 de Enero 2025
Jalisco | La falta de planeación atenta contra la calidad de vida de la familia

Caótico desarrollo ''roba'' espacios

La falta de planeación en los emprendimientos urbanos atenta contra la calidad de vida de la familia, advierten urbanistas y sociólogos

Por: EL INFORMADOR

La falta de equipamiento urbano adecuado (parques y jardines) o por los menos buenas banquetas dificulta la convivencia entre vecinos.  /

La falta de equipamiento urbano adecuado (parques y jardines) o por los menos buenas banquetas dificulta la convivencia entre vecinos. /

GUADALAJARA, JALISCO (05/AGO/2012).- Cuando Guadalajara comenzó a crecer y expandirse como una ciudad que gozaba de territorio de sobra, los desarrolladores olvidaron que además de vivir en sus casas, los vecinos debían salir a la calle y convivir. Hoy, más que los problemas de percepción de inseguridad, los habitantes de la metrópoli deben lidiar con la falta de equipamiento urbano adecuado —parques, jardines o, por lo menos, buenas banquetas— pues el crecimiento urbano desordenado fue “robándoles” espacios.

Urbanistas y sociólogos  apuntan al desarrollo urbano cuando buscan las causas de que, por ejemplo, en fraccionamientos nuevos haya menos niños en las calles que en los barrios más tradicionales donde la vida familiar sigue teniendo “cascaritas” callejeras y tardes de bicicleta.

Agregan los expertos que los problemas de seguridad pública hacen su parte; de allí que en El Fresno, una de las colonias tapatías más problemáticas en materia de narcomenudeo, vecinos afirmen que les preocupa los niños fuera de casa, o que en Chapalita haya padres que prefieran no despegarse de sus hijos, mientras que el viejo San Andrés presume su vida “de pueblito”, con una plaza y parques disponibles.

Donde hay espacios para jugar, caminar o reunirse, la convivencia es más viable. Por eso, opina el arquitecto y urbanista Juan Palomar Verea, es posible que la evolución de la ciudad termine restringiendo los espacios públicos: al buscar mayor seguridad y control, como cuando se instauran espacios cerrados o “amurallados” como los de los cotos, termina produciendo cierta segregación espacial, lo que demerita las relaciones de los habitantes e impacta en la población infantil, que para el aprendizaje y socialización en el crecimiento requiere las relaciones en la calle.

Una clave para modificar esta tendencia está en una planeación mejor intencionada; si falta infraestructura para la convivencia, el espacio público se deteriora. Cuando los espacios públicos se ven reducidos, agrega Palomar, “son de baja calidad, hay poco control social, inseguridad, el nivel de convivencia disminuye, como así también la oportunidad de relacionarse entre niños”.

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