Internacional | Asesinato político a dos años de la revolución Túnez se acerca a un nuevo estallido social El atentado contra el dirigente de izquierdas Chokri Belaid provoca violentas protestas; el Gobierno ofrece cambios, pero crece la indignación Por: EL INFORMADOR 11 de febrero de 2013 - 00:31 hs MADRID, ESPAÑA (11/FEB/2013).- La primera de las primaveras árabes ha sido manchada de sangre en Túnez. Un individuo disparó el miércoles a bocajarro contra el líder de un pequeño partido de izquierdas antes de huir con el cómplice que le esperaba en una moto, según la versión del ministro del Interior, Alí Larayed. La muerte de Chokri Belaid, un abogado de 49 años que dirigía el Movimiento de los Patriotas Demócratas, ha causado una enorme conmoción en el primer país árabe que derrocó a una dictadura. Y también ha provocado protestas violentas. El asesinato de Belaid “se enmarca en la espiral de tensión política que vive Túnez a causa, sobre todo, de la oposición laica y el conjunto de los islamitas”, asegura Allani Alaya, profesor de la Universidad de Manuba, un barrio del Norte de la capital. Ennahda, el partido islamista moderado que gobierna en Túnez, se apresuró a condenar el atentado. “Es un crimen, un golpe terrorista, no sólo contra Belaid sino contra Túnez”, declaró el primer ministro, Hamadi Jebali, ante los micrófonos de Radio Mosaique. En un discurso pronunciado el miércoles por la noche, Jebali accedió a una de las principales reivindicaciones de la oposición laica y de sus socios, también laicos, de Gobierno. “Tras el fracaso de las negociaciones entre partidos sobre la remodelación del Ejecutivo he decidido formar un pequeño gobierno tecnocrático”’, anunció el primer ministro, que seguirá, no obstante, ostentando el cargo. Las elecciones legislativas deberán celebrarse “cuanto antes”, puntualizó Jebali. La condena del atentado por parte de Ennahda no bastó para aplacar los ánimos de la familia de la víctima ni de los sectores laicos de la sociedad civil. La primera en responsabilizar al partido islamita del asesinato del abogado de izquierdas fue su esposa, Basma Jalfaui. “Mi marido fue amenazado varias veces”, pero no consiguió escolta policial, declaró. Los hombres de la familia fueron más contundentes. “Mando a la m... a todo Ennahda y acuso a Rachid Ghanuchi [líder del movimiento islamita] de haber provocado el asesinato de mi hermano”, afirmó Abdelmayid Belaid. “Ghanuchi, eres un perro asqueroso”, repetía a las puertas de la clínica, donde el abogado ingresó cadáver, el padre de la víctima. Ante esa misma clínica, ante el domicilio de Belaid, en el barrio de El Menzah, y ante el Ministerio del Interior, en el centro de la capital, se concentraron los primeros manifestantes. Como en tiempos de la revolución, en diciembre de 2010 y enero de 2011, la muchedumbre coreaba el célebre lema: “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”’. Pero dos años después muchos añadían nuevos gritos: “¡Ennahda, torturadora del pueblo!” y “¡El pueblo quiere una nueva revolución!”. Cabe recordar que Zine El Abidine Ben Alí, quien estuvo en el poder desde 1987, abandonó el país el 14 de enero de 2011, tras un mes de protestas. Como en los viejos tiempos los manifestantes lanzaron piedras y adoquines y los policías respondieron con granadas lacrimógenas. Un agente antidisturbios de 46 años falleció en el centro a causa de las pedradas que recibió en el pecho, según un comunicado del Ministerio del Interior. En Sidi Buzid, la pequeña ciudad del centro del país cuna de la revolución, la muchedumbre asaltó la sede de Ennahda. Ahí se inmoló a lo bonzo el 4 de enero de 2011 el joven de 26 años Mohamed Bouazizi, en protesta porque no le permitían vender frutas y verduras para mantener a su familia. A la postre le llaman el padre de la Revolución tunecina. Con información de El País PARA SABERLos patriotas demócratas El pequeño partido que encabezaba Chokri Belaid, el Movimiento de los Patriotas Demócratas, está integrado en una coalición, el Frente Popular, de nueve formaciones laicas que sólo tienen tres diputados en la Asamblea Constituyente. Son los más beligerantes con los islamitas y cuentan con militancia dinámica. INESTABILIDADSecuelas de la primavera árabeEgipto La nación del Nilo sigue sin hallar la estabilidad a dos años de la caída de Hosni Mubarak, quien por tres décadas se posesionó de la presidencia. Las rencillas políticas entre grupos del ex dictador y de los Hermanos Musulmanes siguen a la orden del día. Con el islamita Mohamed Mursi como mandatario, el país es como una olla de presión. Libia A 15 meses de la muerte de Muammar Gadhafi Libia tampoco es un país estable, porque los grupos tribales se disputan el poder de las regiones. La violencia campea, y una de las víctimas de ésta fue el embajador de Estados Unidos, Chris Stevens, quien murió en el incendio al consulado en Bengasi, el 11 de septiembre. SIRIA La revuelta más sangrienta de la primavera árabe tiene lugar en Siria, donde los enfrentamientos han dejado 60 mil muertos en casi dos años. Los esfuerzos de Naciones Unidas han sido vanos, ante un Gobierno de Damasco apoyado por Rusia y China. La guerra civil deja un millón de desplazados. TELÓN DE FONDOIslamismo o democracia El asesinato de Chokri Belaid, dirigente de izquierdas y abogado conocido por su abierta oposición al islamismo más radical, demuestra que la situación en Túnez ha alcanzado un punto crítico. El país en el que nació la primavera árabe hace ahora dos años y que gozaba, incluso bajo la dictadura de Ben Alí, de una cierta libertad de costumbres, corre ahora el peligro de sufrir un retroceso brutal. La transición en Túnez está estancada principalmente por dos motivos. Uno es que los partidos políticos no terminan de ponerse de acuerdo para ofrecer una Constitución democrática a los tunecinos, un retraso que los sectores laicos ven cada vez con mayor desconfianza porque temen que sus libertades, sobre todo en lo que se refiere a los derechos de la mujer y a las creencias religiosas, se vean cercenadas. El segundo problema consiste en que los radicales (salafistas), con la connivencia o al menos la pasividad del Gobierno islamita moderado, han llevado a cabo en los últimos meses una campaña de intimidación y amenazas a la sociedad civil, desde el arte y la calle hasta la universidad: han sido destruidos monumentos islámicos considerados impuros, atacadas exposiciones, amedrentados profesores y maestros y perseguidas muchas mujeres que no llevan el nikab (velo integral). El primer ministro, Hamadi Jebali, anunció por televisión un cambio de Gobierno y la llegada de un nuevo Ejecutivo formado sólo por tecnócratas. Pero es una solución provisional, que ni de lejos resuelve los problemas de fondo ni parece vaya a calmar las mismas calles que fueron capaces de expulsar a un dictador. El Gobierno tunecino tiene ante sí un desafío insoslayable: demostrar su compromiso con la democracia por encima de cualquier ideología o religión. Temas África Manifestaciones en el mundo Túnez Lee También Sociales: El Informador inicia una nueva etapa con la moderna imprenta "Doña Stella" Lo peor es que Claudia también tiene sus dudas Sobrevivientes de tortura inician huelga de hambre El bloque negro y la crisis del espacio público Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones