MADRID, ESPAÑA (09/AGO/2017).- La costumbre española de dormir la siesta es también una oportunidad de negocio, con la que además se ayuda a los trabajadores a descansar en sus tiempos libres y recuperar energía para continuar con sus labores, afirmó la emprendedora española María Estrella Jorro de Inza.En entrevista, la propietaria de Siesta&Go comentó el desarrollo de su proyecto que abrió las puertas en mayo pasado en la zona empresarial y financiera de Azca de Madrid, y que no considera un simple hotel sino una alternativa para el descanso."Viene todo tipo de perfiles, hombres y mujeres de más de 20 años hasta más de 50 años de edad; unos suelen estar 25 minutos, otros más de dos horas y algunos más", precisó.El local cuenta con un total de 19 camas, repartidas en siete habitaciones individuales y las demás en literas altas y bajas, en un espacio silencioso con luz tenue y climatizado, en los que el cliente accede con pantuflas, y si lo desea antifaz y pide ser despertado en tiempo determinado.Los clientes pueden ir sin necesidad de reserva previa, solo acudir y asegurar que hay algún espacio, cuidar no hacer ruido y recibe cinco minutos de cortesía una vez se le despierta para darle tiempo de ponerse en marcha."La verdad es que lo hicimos con mucha ilusión, no sabiendo cómo sería, y ahora tenemos una clientela fija y no solo trabajadores, también ha llegado a aeropuertos y estaciones, y vienen turistas para descansar entre las horas de sus aviones o trenes", expuso.La siesta, una costumbre con la que se identifica a los españoles, es ahora requerida por ejecutivos, trabajadores y viajeros que necesitan un momento de descanso antes de continuar con sus actividades."Esta idea surgió con un viaje el año pasado en Japón donde vi sitios de descaso y los trabajadores pueden acudir en cualquier hora del día. Se llama Siesta & Go porque es costumbre en España dormir después del almuerzo", recordó María Estrella.Además de las habitaciones, el local cuenta con cinco mesas de trabajo para quienes desean trabajar, navegar por Internet o leer en silencio, así como recargar la pila de sus teléfonos y tabletas.Los precios varían en función si se quiere una habitación individual, litera alta o baja, o simplemente recargarse en el sofá a descansar en compañía de un libro.Sobre el desarrollo del negocio, la propietaria del local señaló que apenas se está en una fase inicial tras abrirse en mayo y ya "mucha gente se interesa por la franquicia que aún no se ha hecho, quizá en el futuro se haga", pero de momento aspira a consolidar este primer establecimiento.