Internacional | El desarrollo impuesto se traduce también en hambre El progreso mata a miles de indígenas en el mundo Sólo quedan 53 indígenas de una población que ascendía a seis mil 700 cuando llegaron los británicos en el siglo XIX Por: EFE 23 de octubre de 2008 - 08:50 hs MADRID, ESPAÑA.- El progreso y el desarrollo impuestos matan, marginan y hacen enfermar a miles de indígenas de todo el mundo, víctimas de un sistema económico depredador de sus recursos naturales e insensible con la existencia de otros modelos de vida. Así lo denuncia la organización Survival International en el informe "El progreso puede matar", que subraya que generalmente el progreso entendido en términos occidentales "no reporta una vida larga y feliz" a los pueblos indígenas, sino "una existencia corta y desoladora, con la muerte como única escapatoria". El informe destaca que un 90% de indígenas americanos murió tras el contacto con los europeos por enfermedades o por una pura política de exterminio y que en las islas Andamán (océano Índico) hoy sólo quedan 53 indígenas de una población que ascendía a seis mil 700 cuando llegaron los británicos en el siglo XIX. La mayoría fue víctima del sarampión, en un contacto forzado con el "hombre blanco", que es portador de otras enfermedades como el SIDA que en comunidades como los papúes que viven en la zona de Papúa Nueva Guinea invadida por los indonesios presentan una tasa de infección del virus VIH 15 veces superior al resto de la población. El "progreso", según Survival, se traduce también en hambre, en que miles de niños guaraníes de la rica zona de Iguazú (tanto en el lado de Brasil como en el de Argentina) estén muriendo de hambre, porque la selva en la que vivían está siendo talada. En 2005, dice el informe de Survival, la mayoría de niños guaraní mbyá del lado argentino padecía malnutrición y el año siguiente 20 niños murieron de inanición en sólo tres meses. Al otro lado de la frontera viven otros 11 mil indígenas, que han sido hacinados en un área que sólo puede mantener a 300, porque el resto de selva "está siendo talada a gran velocidad para crear haciendas de ganado y plantaciones de soja y caña de azúcar". En Canadá, los inuit tienen dos o tres veces más posibilidades de padecer diabetes que otros canadienses y eso es consecuencia de que se han visto obligados a adoptar una vida sedentaria y se han convertido en dependientes de comidas procesadas que destrozan su salud. Otro efecto trágico derivado de la reubicación forzosa de estos pueblos es que "se destroza su cultura, sus medios económicos y su sentido de cómo vivir en este mundo, lo que les lleva al suicidio". En Canadá, los grupos indígenas que han perdido la conexión con sus tierras presentan tasas de suicidio 10 veces superiores a la media nacional y en la comunidad guaraní ha habido años, como 1995, en los que se dio un caso de suicidio por semana, incluido niños. La alienación y la falta de esperanza conducen también a las drogas, normalmente las más baratas como el alcohol y la gasolina, dice el informe, que alerta de los altos índices de bebés que nacen con síndrome alcohólico fetal y del consumo entre los niños. "Un tercio de los niños innu (en el noreste de Canadá) inhala gasolina. Muchos comienzan con sólo cinco años de edad", se expone. Temas Europa España Indígenas Lee También Sociales: Mother’s Day, ASFG celebra el cariño de mamá De Chivas a Europa: Mateo Chávez, oficialmente nuevo jugador del AZ Alkmaar Reino Unido reforzará la cooperación migratoria y asistirá a una cumbre europea Israel convoca a la embajadora española Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones