Beijing justifica con desarrollo económico la masacre de Tiananmen 20 años después

BEIJING, CHINA.-  El Gobierno chino reiteró hoy, en la semana en la que se cumple el vigésimo aniversario de la matanza de Tiananmen (3 - 4 de junio de 1989), que el desarrollo económico y social del país justifican la actitud tomada por el régimen ante las protestas, que calificó de "incidente político".

"Nuestro Partido y Gobierno han llegado ya a la conclusión de que, a lo largo de 30 años de reforma y apertura, China ha sido testigo de un progreso económico y social", destacó en rueda de prensa el portavoz de turno de Asuntos Exteriores, Qin Gang, al ser preguntado por la actitud de Beijing ante los hechos de 1989.

Qin se refirió a la masacre con el eufemismo "aquel incidente político que ocurrió a finales de los ochenta", y se negó a responder si el Gobierno chino quería ocultar los hechos.

Además, el portavoz respondió escuetamente a la pregunta de si los manifestantes que huyeron al exilio podrían regresar a China: "Se actuará de acuerdo con las regulaciones relevantes", afirmó.
El vigésimo aniversario de Tiananmen pasa de puntillas en China, cuyo Gobierno siempre ha evitado mencionar la masacre y ésta es un tabú en libros de historia y medios de comunicación, con muy contadas excepciones.

Beijing está más interesado en celebrar el 60 aniversario del régimen comunista, en octubre, a la vez que se olvidan efemérides "incómodas" como la de Tiananmen o la del cincuentenario de la huida del Dalai Lama, que los independentistas tibetanos conmemoraron el pasado mes de marzo.

Como otros años, los actos de conmemoración de la matanza están centrados en Hong Kong, a donde huyeron muchos de los estudiantes que protestaron en la primavera de 1989, y donde rigen leyes distintas al resto del país, por lo que manifestaciones y huelgas en recuerdo de las víctimas están autorizadas.

También es de destacar la aparición, hace unas semanas, de las memorias secretas de Zhao Ziyang, secretario general del Partido Comunista de China en los años 80, que arrojan luz sobre la división que hubo en el seno del Gobierno de Deng Xiaoping a la hora de cómo tratar a los manifestantes.