Jueves, 22 de Mayo 2025

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* “El Muchacho”

Por: Jaime García Elías

* “El Muchacho”

* “El Muchacho”

Tiago Volpi fue, en la Final copera del miércoles, lo que el actor que encarna a James Bond en las películas del Agente 007, o lo que solía ser Mario Moreno en las películas de “Cantinflas”…

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El arquero brasileño de los “Gallos”, en efecto, se robó el show. No dejó nada para nadie.

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Serán escasas en el futuro, casi seguramente, las reminiscencias del partido de referencia. Después de todo, por más que esta vez el cotarro se haya calentado porque el destino acomodó una edición del “Clásico” América-Guadalajara en la fase de Semifinales, la Copa es (y como dicen que dijo Don Teofilito: “seguirá siendo”) torneo de relleno; vil plato de segunda mesa en el calendario del futbol mexicano.

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Así y todo, las ocasionales referencias que alguna vez se hagan al encuentro de la otra noche en el Estadio La Corregidora, aludirán, necesariamente, en tono por demás encomiástico, al protagonismo que tuvo Volpi en el mismo…

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Aunque el partido, futbolísticamente y como espectáculo, apenas si valió tres cacahuates, tanto los disparos de media distancia realizados por Peña, Calderón y Pineda como el remate frontal de Alanís y el fusilamiento de Pulido, ya muy cerca del final, se quedaron en simples aproximaciones por obra y gracia de los lances puntuales, oportunos y valientes del arquero de los hoy campeones.

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Ya en la instancia decisiva de los penalties —“un volado”, según el tópico—, no es que los grandes porteros detengan las imparables y los normales sólo atajen las parables… y eso si “San Blas” (a quien el mítico Felipe “Marrana” Castañeda elevaba sistemáticamente, en los momentos de apremio, su devota plegaria: “¡Atájala, San Blas…!”) acude en su auxilio. Verdadero Goliath en los lances en que detuvo los disparos de Pereira y Cisneros, Volpi encontró en Pineda su David, cuando el volante de las Chivas lo mandó al lado izquierdo, a buscar un balón que, como en el juego de “La Bolita”, entró justamente por el lugar en que estaba parado el guardameta brasileño.

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La diferencia, al final del cuento, consistió en que Toño Rodríguez, en el marco rojiblanco, fue un portero normal —lo que había sido también en la Semifinal contra el América… aunque con más suerte aquella vez—, mientras que Volpi, del otro lado, como ya se apuntó, decidió convertirse en “El Muchacho” de la película… y nadie fue capaz de impedírselo.

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