Entretenimiento | Ya pasaron los tiempos litúrgicos fuertes del año de la Iglesia: la Cuaresma, el Triduo Sacro, la Pascua y Pentecostés “Sólo en Dios he puesto mi confianza” Viene ahora el Tiempo Ordinario, que terminará el 30 de noviembre Por: EL INFORMADOR 23 de mayo de 2008 - 10:47 hs Ya pasaron los tiempos litúrgicos fuertes del año de la Iglesia: la Cuaresma, el Triduo Sacro, la Pascua y Pentecostés. Viene ahora el Tiempo Ordinario, que terminará el 30 de noviembre, ya el primer domingo de Adviento, mas ya en dirección al siguiente año de la Iglesia. Es el tiempo más largo, son seis meses y medio. Se le llama también Ciclo de los Santos, porque en ese fluir de semanas se van celebrando las conmemoraciones y fiestas de los que han dado testimonio con su vida de caridad, de humildad, de fe, y son los confesores, las vírgenes y los que por la causa de Cristo han derramado su sangre, o sea los mártires. Unos y otros se han esforzado por vivir el Evangelio; unos y otros han sido seguidores de Cristo, se han negado a sí mismos, han echado sobre sus hombros la propia cruz, han ayudado a otros más débiles a soportar alguna penosa situación de su vida, y han recibido el premio porque fueron misericordiosos y serviciales con sus semejantes. Desde la Iglesia primitiva, la de los primeros frescos años, ya los cristianos veneraban a esos héroes de la fe, ya recogían las ropas empapadas en sangre de los que, en el circo romano, gloriosamente habían confesado su fe en Cristo, ante un pueblo enloquecido por un emperador obstinado en borrar de la Historia el nombre del cristiano. En veinte siglos de cristianismo se ha enriquecido el número de santos y de santas, en todos los países, con diferentes características de edad, sexo y circunstancias. En su Primera Carta a los Corintios, San Pablo ha iluminado con su doctrina el admirable misterio de la Iglesia, en la que a todos los bautizados los baña un solo Espíritu, e insiste que uno solo es el Espíritu, pero se manifiesta en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, en distintos carismas; apóstoles, profetas y una larga lista de dones, gracias de Dios a las que han respondido los santos con la respuesta única e irrepetible de cada uno, según su tiempo, sus circunstancias y, desde luego, los propios carismas, los que han dado ese sello, mas todos de Cristo y en su seguimiento. La oración del cristiano En el lenguaje del pueblo es frecuente escuchar una frase: “Ayúdate, que yo te ayudaré”, cuando de la oración de petición se trata. Si el campesino ingenuamente creyera que con su oración, aunque fuera muy fervorosa, había de lograr buena cosecha, sin duda estaría equivocado. Y si todo lo esperara de su propio esfuerzo, de su ingenio, de su trabajo tesonero, sin contar con la ayuda de Dios, tampoco se le podría considerar certero en su modo de pensar. La lluvia, el sol, las circunstancias favorables, no las pone el hombre. En el siglo XVI a un capitán del ejército español, Ignacio de Loyola, una bala de cañón le destrozó una rodilla. Ese aparente mal, le trajo el gran bien de encontrar a Cristo y alcanzar la santidad en su seguimiento. San Ignacio de Loyola ha dejado con su vida, sus escritos y su obra, una luminosa estela. Sabiduría suya es esta: “Hay que trabajar como si todo dependiera de la acción; y hay que orar como si todo dependiera de la oración”. Mirad las aves del cielo En este siglo de millones de automóviles moviéndose a un ritmo acelerado, de cientos de miles de aviones que cruzan los cielos y de millones de hombres y mujeres con caras angustiadas,con ansias de llegar a su asiento en esas aves que cruzan los océanos, el Señor Jesús, sentado, sin prisa, rodeado de los pobres y los sencillos, levanta su mano y señala a los pajarillos allí cercanos en las ramas de los árboles, y dice a los que lo rodean que miren esas cristuras de Dios, que cantan, que vuelan, que hacen sus nidos y dan de comer a sus crías. Dios está al pendiente de sus necesidades. En vez de angustias, confianza en Dios Muchas personas viven angustiadas y otras tanto mueren angustiados. Sufren angustia, a veces con cierta razón, ante peligros o problemas reales. Pero muchos se angustian por problemas imaginarios, o por actitudes, estados de ánimo que ellos mismos crean y agrandan. Un ejemplo: Numerosas personas ya se angustian por el calentamiento del planeta. Claro que los habitantes de este globito de colores tienen que echar marcha atrás en ese enloquecido furor por destruir el mundo que habitan, pero no por ello vivir oprimidos. Que ya subió el precio de los cereales... Pues a trabajar más para no carecer de lo necesario. Un cura de una parroquia rural, de sencillos hombres del campo, al meditar con sus feligreses en esta página de hoy, Mateo capítulo sexto, les preguntó a los más viejos: “¿Algún día, en su larga vida, se han quedado sin comer porque no tenían qué llevarse a la boca?”. La respuesta de algunos fue: “Se nos ha pasado la hora, pero no el día”. Con sólo mirar el propio pasado, la experiencia dirá que ha habido días malos, que ha habido problemas, pero como los campesinos dijeron: “Dios da la herida y luego el remedio y el trapito”. La historia da testimonio de otros tiempos mucho más difíciles que los actuales. Quedan por ahí ancianos que soportaron veinte años de revoluciones en México, con muchas calamidades, entre ellas hambre y peste. A veces, ese afán de angustiarse es ante todo un olvido de que Dios es Padre Providente y de un modo u otro hace llegar su auxilio, a veces cuando menos se espera. “ Sólo en Dios he puesto mi confianza...” Con el salmo 61 el pueblo cristiano responde a la primera lectura del profeta Isaías, con una promesa del Señor al pueblo de Israel: “Yo nunca me olvidaré de ti...”. Y en el Evangelio, Cristo, bondadoso y misericordioso, les dice a quienes lo rodean: “No se preocupen por el día de mañana”. Dios sabe mejor lo que cada uno necesita. Dios a nadie desampara. Dios es Padre. Mas a veces suele acontecer que este hombre del siglo XXI no sólo quiere lo necesario o lo útil, sino que trae la fiebre del consumismo y quiere lo superfluo, los hijos, todo lo que anuncia la televisión. Y en su jerarquía de valores busca y quiere primero lo que debe ser lo último. “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas de les darán por añadidura”, dijo Jesús a sus discípulos. Los que buscan a Dios de nada carecen. “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta; sólo Dios basta”. Santa Teresa. Pbro. José R. Ramírez Temas Fe. Lee También Evangelio de hoy: «Alégrense, sus nombres estarán escritos en el cielo» Evangelio de hoy: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» Evangelio de hoy: “Si alguno quiere acompañarme... que tome su cruz de cada día y me siga”." Santa Fe Klan cancela gira en EU en solidaridad con los migrantes Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones