Rafael Araneda, con los pies en la tierra

CIUDAD DE MÉXICO.- El espectáculo no es fácil. Los medios de comunicación y el escenario requieren una dedicación absoluta, y Rafael Araneda lo sabe. Cada semana viaja entre México y Chile para cubrir sus compromisos como conductor de La Academia y Estrellas en el Hielo.

Además, se da tiempo para abrazar a su esposa, jugar con sus hijos, y ver a su madre. Ellos lo mantienen vivo, y de ellos irradia la alegría y el buen sentido del humor que lo caracterizan.

A su esposa la conoció cuando él hacía un programa que se llamaba Revolviéndola, y ella hacía otro show llamado La ola, hace más de 10 años.

Una desilusión amorosa lo tenía en un plan de sólo pasarla bien. Ella entonces era una reina de belleza a la que todos admiraban, y Rafael no quiso formar parte de su séquito de aduladores.

“Marcela me buscaba, me dio tiempo (4 años), no me presionó. Finalmente esa inteligencia emocional fue lo que me conquistó”, relata Araneda.

Hace ya más de 9 años que se casaron. “Cuando llegaron los niños fue una bendición. Nació Martina, Florencia y Vicente. Los tres muy distintos, llenos de energía, luz… ahí está la verdadera pasión de una pareja”, dice.
Rafael reconoce en ellos su motor de vida, por lo que cada día se esfuerza por darles lo mejor.

Como padre ha aprendido que lo más importante es darle confianza a los hijos y poner disciplina, pues eso les ayudará a ser mejores personas.

“Los niños que no tienen límites, no duermen, o lo hacen a horas de adultos. Mis hijos tienen límites y viven tranquilos. Eso me hace el hombre más feliz del mundo. Me siento orgulloso de los tres, y me declaro un absoluto agradecido de la vida por los tres ángeles que me ha regalado”, señala.

¿Cómo cambió la dinámica familiar con tu trabajo en México?
“La familia, cuando lo es, siempre se mantiene unida ante cualquier problema, mi trabajo en México es una oportunidad, y éstas se celebran. Yo estoy tres días en Chile y tratamos de vivirlos intensamente. Claro, las cuentas de teléfono han aumentado mucho, pero… Siento que me ha hecho bien, a todos. Uno valora más cuando extraña más. Ha sido una buena experiencia”.

¿Qué les pareció México?
“Para ellos México era piscina, sol… conocían las playas de aquí; cuando comencé a viajar todas las semanas, seguro pensaron ¡papá está en la playa!. Esta vez les dije que iríamos a la ciudad y me acompañarían a trabajar. Se dieron cuenta de que su padre está en una ciudad enorme, maravillosa, y que como en Chile, también trabaja en televisión. Recorrimos varios lugares, y a ellos les gustó mucho recorrer los canales de Xochimilco”.