Lunes, 13 de Octubre 2025
Entretenimiento | Misericordia y amor es lo que Dios quiere ver en el corazón de todos y cada uno de sus hijos, para que se asemejen a Él

Las cosas que nos rodean: Para qué sirve el dinero

En estos días en que vamos a meditar acerca del dinero, mucho o poco que nos llega a las manos, conviene también elevar el pensamiento y analizar qué tan pobres somos en relación a lo que Dios prefiere

Por: EL INFORMADOR

    El Evangelio nos dice que Jesús vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y lo llamó…
    Actualmente ser cobrador o cajero, sea en un banco, sea en un supermercado o en cualquier otro negocio, ya no es un oficio despreciado, pero en tiempos de Jesús sí lo era.
    Por eso no fue muy bien visto este llamamiento del Señor a uno que ocupaba un oficio tan vil.
    No obstante, hoy vamos a fijarnos más en las monedas que pasan por las manos del cajero, que en su persona misma.
    Es verdad, que todos necesitamos de Dios, y que muchas veces aquellos que consideramos despreciables por lo que hacen, pueden estar necesitando más misericordia.
    De la misma forma que el enfermo necesita más las atenciones del médico que quien está sano, y que el que se reconoce más pecador, necesita más del perdón y de la misericordia de Dios.
    Por eso hoy centramos nuestra atención en el dinero que pasa por las manos de los cobradores o cajeros de cualquier establecimiento, y nos damos cuenta de que con ese dinero, sea papel, sean monedas, se compran muchas, muchísimas cosas, pero lo que hay que tener en cuenta de que no vayamos a olvidarnos de adquirir lo más necesario y que es precisamente para lo que no nos hace falta el dinero.
    Conseguir la gracia de Dios, el amor, la benevolencia y la misericordia que es lo que el Señor quiere que tengamos en el corazón, no son cosas que se miden o se pesan según los criterios comerciales de la actualidad. Y no obstante, es lo principal, lo que nos hace más personas y lo que de veras vale en la vida.

ORACION DEL DINERO

A veces soy de papel,
a veces monedas que ruedan
y cambian de mano
según las hacen girar sus poseedores.

Pero siempre dinero,
con el cual se pueden conseguir
bienes perecederos,
porque los bienes más personales
no tienen etiqueta ni precio,
escapan a parámetros económicos
y tienen otra medida y otro valor,
que a veces llega a ser eterno.

     Por eso en estos días en que vamos a meditar acerca del dinero, mucho o poco que nos llega a las manos, conviene también elevar el pensamiento y analizar qué tan pobres somos en relación a lo que Dios prefiere y a lo que siempre nos pide.
    Misericordia y amor es lo que Dios quiere ver en el corazón de todos y cada uno de sus hijos, para que se asemejen a Él.                                

María Belén Sánchez

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