Jueves, 02 de Mayo 2024
Entretenimiento | Ejemplo ético para generaciones de periodistas

La cultura llora la muerte de Paco Ignacio Taibo I

De origen español, el autor, de 84 años, se instaló en México hace medio siglo

Por: EL INFORMADOR

CIUDAD DE MÉXICO.- El fallecimiento a los 84 años del escritor y periodista mexicano de origen español Paco Ignacio Taibo I, ocurrida ayer a causa de una neumonía, ha conmocionado al mundo de la cultura, cuyos personajes guardan de él entrañables recuerdos y, sobre todo, el aprecio de su amistad. Para esta gente fue un hombre íntegro y de enorme estatura ética, además de un defensor de la cultura como instrumento para congeniar con el mundo.

"Fue el maestro de muchas generaciones de periodistas con un ejemplo ético" a lo largo de una carrera de más de 60 años, manifestó ayer el poeta Benito Taibo tras confirmar el fallecimiento de su padre, de quien dijo también que "vivió una vida maravillosa". Destacó del legado artístico de su progenitor una obra de más de 60 libros y "un ejemplo moral en cuanto a sus relaciones con el mundo... y con el periodismo".

Paco Ignacio Taibo I llegó en 1958 a las costas de México. Viajaba en compañía de su esposa y de su pequeño hijo Ignacín (a quien hoy se conoce como Paco Ignacio Taibo II) en un barco que lo alejaba de su natal España pero que lo acercaba a una vida más tranquila, sin temor, sin hambre, sin persecución del franquismo. Aquí se adaptaron de inmediato y en más de una ocasión dijeron que nunca añoraron el terruño.

Su hogar se convirtió pronto en una referencia permanente para la población emigrante. Grandes figuras fueron alojadas en su casa por los Taibo. Pedro Garfias, Max Aub, Joan Manuel Serrat, Luis Buñuel o Luis Alcoriza alternaban sus visitas, a veces estancias de varios días en la capital mexicana bajo el cobijo de los amigos. Benito Taibo lo recuerda bien: "Con la misma lógica con que México nos acogió como familia, él abrió su casa a todos aquellos perseguidos por el mundo, para convertirla en un lugar de amistad a toda prueba".

Nacido en Gijón en 1924, Taibo I, ya en México, se dedicó a lo que mejor sabía: escribir. Se dejó la piel en el periodismo, un oficio del que no se arrepintió "ni un ápice" durante más de seis décadas de ejercicio continuo.

"Empecé a ser periodista sobre un par de ruedas, como cronista de ciclismo en los años 50 y hoy, tanto tiempo después, como podrán ver, sigo sobre ellas", declaraba irónico el pasado mes de mayo, sentado en una silla de ruedas, cuando recibió el Premio Nacional de Periodismo por toda su carrera.

En aquel acto celebrado en el Palacio Nacional de las Artes de la Ciudad de México recordó a Teresa Bautista y Felicitas Martínez, dos locutoras de radio comunitaria de San Juan Copala (Oaxaca) que fueron asesinadas un mes antes y ejemplificó con estas muertes el peligro que supone el ejercicio de esta profesión en el país.

Escritor y periodista cultural
El periodismo es "un oficio donde, si nos permitimos olvidar, estaremos condenados" y en el cual, los profesionales, "si nos callamos una sola vez, nos quitarán para siempre la voz y la palabra", la única credencial válida que pensaba que tenía, dijo entonces.

"La moral, contra la siniestra lógica de un oscuro personaje de nuestro México, no es ese árbol que da moras. Es más bien, una almohada que nos permite dormir por las noches y dar de comer a nuestros hijos sin una pizca de remordimiento, haciendo lo que sabemos hacer", agregó.

Taibo I recordaba día a día y con su extensa labor -plasmada en incontables artículos- que ética quería decir "no estar en venta", mientras que estética era "simplemente ponerse guapo a la hora de plantar la renuncia sobre la mesa".

Le apodaban "El Jefe", pero él confesaba que siempre había aprendido algo de cada uno de los compañeros con quienes trabajó, tanto en El Comercio de Asturias (España), como en El Universal, un diario que fue su casa hasta 1999.

Sabía que no todos los días tendría la oportunidad de hacerse oír, por lo que exigió el regreso de las secciones culturales a los periódicos, que "avasallados por la televisión, la radio e internet, quieren parecerse a ellos sin saber que son únicos y especiales".

Añoraba las secciones culturales más clásicas y decía que las actuales estaban "arrinconadas entre bodas, bautizos o espectáculos".

"Parece que la cultura no vende, o eso me dijeron. Y la cultura, lamento informarles, no está hecha para vender, sino, acaso, para congraciarnos con el mundo, con la inteligencia, con lo mejor de nosotros mismos", apuntó.

Benito Taibo dijo de su padre que "nunca transó", ni se casó con el poder y que ejerció como "una profesión de fe" el periodismo cultural.

Creador de "El Gato Culto"
Le dio vida a uno de los personajes más importantes de la prensa mexicana, El Gato Culto, una viñeta que apareció diariamente con alguna frase sobre el acontecer cultural. "La gente sabe del Gato cosas que yo ignoro", solía decir de este felino ingenioso, cuyas frases inventaba cada día.

Pero también escribió novela, biografías y crónicas. Entre las primeras figuran títulos como Pálidas banderas, Siempre Dolores, Fuga, hierro y fuego y Flor de la tontería. Publicó también ensayos sobre gastronomía y cine: Historia popular del cine, El cine por mis pistolas, una biografía del Indio Fernández y otra de María Félix, "La Doña". Entre sus libros de crónica y periodismo se cuentan: Ocurrencias. Notas de viaje y El hombre sin corbata y otras fabulaciones. También escribió El libro de todos los moles y Tres tuertos en el agua.

Además, Paco Ignacio Taibo I recibió varios importantes homenajes, entre ellos uno muy sentido como fue el Fernando Benítez que le otorgó la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara en 2004 por su aportación al periodismo cultural.

Con medio centenar de novelas a cuestas, inoculó en sus hijos el amor por las letras. El autor de novela negra Paco Ignacio Taibo II ha confesado públicamente que el "golpeteo" de los dedos de su padre contra las teclas de una máquina de escribir le hizo amar la literatura siendo muy joven.
"Acuñaba dentro de mí la imagen de este padre que se negaba a dormir y que hacía algo que es lo más difícil que se puede hacer, que es escribir después de haber escrito, robándole las últimas horas del sueño", dijo de él en el homenaje organizado por la FIL.
 
"La cultura no está hecha para vender, sino, acaso, para congraciarnos con el mundo, con la inteligencia, con lo mejor de nosotros mismos", Paco Ignacio Taibo I (escritor y periodista)
 

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