Viernes, 03 de Mayo 2024
Entretenimiento | Es poco conocido el hecho de que los estados de la República tengan su propio himno

HISTORIA: Un himno o dos para Jalisco

La trayectoria de estos creadores fue haciéndose cada vez más sólida, y el himno que había resultado ganador empezó a cantarse en las escuelas y eventos oficiales en el Estado.

Por: EL INFORMADOR

Por: Cristóbal Durán

Una de las cinco definiciones que la Real Academia Española ofrece sobre la palabra “himno” es: “Composición musical emblemática de una colectividad, que la identifica y une entre sí a quienes la interpretan”.  Y más allá de entrar en una discusión sobre las distintas connotaciones que pudiéramos darle a este fenómeno literario-musical, lo cierto es que dentro de sus objetivos está el señalado por la Real Academia: identidad y unión. El reto de un himno debe ser enorme si consideramos que la población a la que va a representar, por lo regular no es homogénea y se forma de una considerable diversidad, por lo menos cuando se trata de un país. El himno sintetiza, resume la historia; es la unicidad representando a la colectividad, más aún, a una colectividad diversa.

Los himnos dan unidad, como un rompecabezas de múltiples piezas que generan al final una sola imagen. Y dentro de una territorialidad el himno que se impone es el nacional: el Himno Nacional que recuenta la historia de que está hecho y es muestra de una nación emancipada, libre e independiente. El siglo XIX fue escenario donde se crearon varios Estados-Nación, México fue uno de ellos. Independencia, sangre, religión, libertad, autonomía... son elementos que dieron forma tanto a la Bandera nacional como al Himno; ambos, de manera simultánea, tuvieron una accidentada historia para consolidarse como símbolos patrios. Desde 1821, con la composición de José Torrescano pasando por la propuesta de artistas como Andrew Davies Bradburn, Félix María Escalante, Juan Miguel Lozada y Carlos Boscha, entre otros, el himno por fin encontró su forma que ahora conocemos, de la pluma creadora de Francisco González Bocanegra, de San Luis Potosí, y de la batuta de Jaime Nunó, músico catalán radicado en México. Un 15 de septiembre de 1854 se interpretó por primera vez, y hasta la fecha no ha dejado de escucharse con la solemnidad que caracteriza a un fenómeno como éste. México tuvo ya un himno, aunque las circunstancias de su origen (como haber surgido a petición del Presidente Santa Anna, incluso para ensalzar su figura) puedan ser cuestionadas hoy en día.

Es poco conocido el hecho de que los estados de la República tengan su propio himno, pero no debe resultarnos nada extraño. Entidades como Coahuila, Quintana Roo, Tamaulipas o Puebla tienen ya un himno que les representa. En el caso particular de Jalisco debemos señalar que en enero de 2007, el Congreso del Estado aprobó la “Ley sobre el escudo, bandera e himno del Estado de Jalisco”, con el Decreto número 21821/LVII/07, mismo que entró en vigor en febrero de este año. Pero la historia de este himno jalisciense posee algunos matices que merecen ser retomados para comprender la situación real en la que se encuentra actualmente.

De Moisés Guerrero López y Felipe Vázquez Barbosa

En febrero de 1981 apareció en los principales diarios de la ciudad una convocatoria lanzada por el DIF-Jalisco y el Fondo para Actividades Sociales y Culturales del Estado de Jalisco (Fonapas), para participar en la “Composición del Himno a Jalisco”. El director de Fonapas en aquellos años, Álvaro Soriano y Bueno, expresó que al pueblo de Jalisco le hacía falta “una unidad musical, algo que identifique con más integridad” a sus habitantes y que fuera como una compilación de la historia del Estado; para ello habían elegido la “literatura y la música”, es decir, la creación de un himno. La presidenta del DIF, María Yolanda Castillero de Romero, esposa del entonces gobernador, Flavio Romero de Velasco, fue la principal promotora del evento y quien siempre estuvo atenta al desarrollo del mismo.

Entonces, la convocatoria invitaba a escritores y músicos mexicanos, profesionales o no, a participar en este concurso, en el que el ganador obtendría 100 mil pesos, premio que podría sería dividido en caso de que la letra y música fueran obra de personas distintas o de coautorías. Se recibieron 52 propuestas en total, mismas que entraron al concurso en abril de ese mismo año (1981); el jurado eran personas conocedoras del tema: Héctor Naranjo, director de la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara; José Luis Cáraves, Juan José Fernández, director del coro del Departamento de Bellas Artes de Jalisco y Francisco Saharrea, subdirector cultural de Fonapas.

Sólo diez concursantes llegaron hasta la gran final que se efectuó el 9 de mayo, en el ágora del Patio de Los Ángeles, en el barrio de Analco. El nombre del ganador se reservó hasta el día de la premiación, es decir, que en los medios sólo se informó que “el nombre del triunfador del concurso ‘Composición a Jalisco’ será dado a conocer próximamente”.

Fue hasta agosto cuando se realizó la premiación en el marco de la entrega del nuevo edificio del sistema DIF-Jalisco, el cual sería oficialmente inaugurado en febrero de 1982 por el Presidente de la República, José López Portillo. El haber elegido este momento para la premiación del ganador del himno jalisciense nos revela la importancia del concurso no sólo para las autoridades sino para el pueblo de Jalisco. Dar a conocer que se contaba ya con un canto a nuestra identidad -más allá de los intereses políticos que esto pudiera conllevar- además de involucrar a la población del Estado, a la gente común, y no por común, desconocedora de la materia, sino todo lo contrario, significó un paso importante para la búsqueda de esos elementos que cohesionan y dan forma a la identidad local, ante el enorme reto que esto representa tratándose de un territorio tan diverso, plural y heterogéneo, tanto en historia, costumbres y geografía.

En el marco de este evento oficial del DIF-Jalisco (agosto de 1981) se premió a los ganadores: el letrista Moisés Guerrero López, escritor oriundo de esta ciudad y ganador ya de varios premios en poesía, además de haber realizado varias exposiciones como pintor, ramo en el que ha destacado de manera importante. El maestro Felipe Vázquez Barbosa fue quien puso la música de este himno; creador con una larga trayectoria musical, la cual inició desde que residía en su natal Tuxpan, Jalisco, donde aprendió el arte musical de su padre y demás miembros de la familia que también se dedicaban al arte sonoro.

De manos de la presidenta del DIF-Jalisco y del gobernador del Estado, los señores Guerrero López y Vázquez Barbosa recibieron el premio en un emotivo homenaje; fueron entregados también diplomas de honor a los autores de los demás trabajos participantes. La banda de música del sistema DIF-Fonapas Voluntariado, dirigida por Nemesio Vázquez, y el coro de Bellas Artes, interpretaron el himno ganador, lo cual dio mayor presencia y prestigio a la obra literario-musical.

A partir de este evento ambos artistas, escritor y músico, empezaron a trabajar juntos en otros certámenes, que dicho sea de paso, fue durante el concurso por el Himno a Jalisco que se conocieron. El himno los acercó uno al otro. Además de obtener cada uno por su cuenta sendos reconocimientos, varios premios empezaron a obtener de manera conjunta, siempre con la letra de uno y la música del otro: en 1983, las autoridades de Tuxpan aprobaron el Himno a Tuxpan; la Secretaría del Trabajo y Previsión Social les otorgó el premio “Consuelito Velázquez” por su obra Canto al trabajo, en octubre de 1990. El Himno a la policía de Zapopan, en noviembre de 2002, lo interpretó el coro de la Casa de la cultura de Zapopan y la banda de música de la Dirección de Seguridad Pública, misma que actualmente dirige el propio Vázquez Barbosa.

La trayectoria de estos creadores fue haciéndose cada vez más sólida, y el himno que había resultado ganador empezó a cantarse en las escuelas y eventos oficiales en el Estado. Lo que no se había hecho desde aquellos años era la legislación de este himno, es decir, que no se había vertido en una ley que lo reconociera como el himno oficial de Jalisco, no solamente como una acción del Ejecutivo, sino con la aprobación de los legisladores. El paso de los años y las repetidas ocasiones en que el himno fue entonado, además de los múltiples premios y reconocimientos que sus creadores vendrían cosechando, dio presencia a la obra e hizo que de una vez por todas se le procurara un lugar en las leyes emanadas del Congreso estatal.

Tal oportunidad llegó cuando el de diputado Enrique Ibarra Pedroza, de la LVI Legislatura, presentó en octubre de 2004 una iniciativa sobre la legislación del himno de Jalisco, sustentada en una exposición de motivos de carácter histórico desplegada en 27 puntos. Los apartados 20 y 21 de esta exposición de motivos, nos recuerdan de la realización del certamen en el que los señores Moisés y Felipe resultaron ganadores, en mayo de 1981. El Dictamen de esta iniciativa parece favorecer a los mencionados artistas, incluso el artículo 23, del Capítulo Cuarto, del Himno del Estado de Jalisco, indica: “La letra oficial del Himno del estado de Jalisco es la siguiente:”, y figura la letra del escritor Moisés Guerrero.  El artículo 24 dice: “La música oficial del Himno del estado de Jalisco es la siguiente:”, y registra la partitura del maestro Vázquez Barbosa.

Hasta este momento las cosas parecían estar más que claras. El asunto se complicó cuando el propio maestro Vázquez observó en la prensa una convocatoria para concursar en la creación de un Himno para Jalisco. Desenlace que contaremos en la siguiente entrega.

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