Lunes, 10 de Noviembre 2025
Entretenimiento | Ofrece sus éxitos en el Teatro Diana

Con el carisma intacto, Raphael vive su gran noche

Deja constancia de que al Divo de Linares todavía le quedan muchas páginas que escribir en su leyenda

Por: EL INFORMADOR

Todo vestido de color negro, el ibérico complació a los asistentes.  /

Todo vestido de color negro, el ibérico complació a los asistentes. /

GUADALAJARA, JALISCO (28/FEB/2012).- El magnetismo que tiene Raphael sobre el escenario es difícil de explicar. Y es que el Divo de Linares demostró que el paso del tiempo y los problemas de salud  no sólo no han afectado su desempeño en sus presentaciones, sino que su carisma le bastó para recibir una ovación de pie en el mismo instante en que pisó el escenario del Teatro Diana esta noche.

En punto de las 20:35 horas, todo vestido de color negro, el ibérico apareció ante un entusiasmado público, y pronto dejó claro que el estribillo de su canción, que reza  "Yo sigo siendo aquel, el mismo Rafael de siempre" tenía mucho de verdad.

Mi gran noche y Digan lo que digan fueron algunos de los temas con los que Raphael fue "calentando la noche", aprovechando las pausas entre canción y canción para, además de recibir aplausos, saludar al público: "Es un verdadero placer estar de nuevo acá, una vez más, en Guadalajara, cantando nuevas y viejas canciones, con la ilusión intacta".

Los pequeños cambios
Sobre el escenario, pocos artistas demuestran el dominio del espacio que despliega Raphael en un show. El divo hizo lo que quiso en el Diana. Bailó, aplaudió, actuó sus canciones y se dejó querer en todo momento, hasta pidió que las ovaciones que recibía fueran más largas cuando así lo consideró oportuno. A lo largo del concierto, presumió su emoción por regresar a trabajar con Manuel Alejandro, a quien definió como su "compositor de cabecera".

Por momentos parecía que, en ciertos tonos, la voz de Raphael le fallaba, pero, en otros, hacía gala de su potencia, como cuando interpretó Inmensidad a capella, y se alejó del micrófono para mostrar que su garganta permanece intacta y recibiendo una ovación de pie. El público no regateó en su entrega. Piropos, porras, y hasta una bandera de México, viajaron de las butacas al escenario.

Acompañado por un piano y una escenografía sencilla, con pantallas gigantes y un par de escaleras, Raphael dejó constancia de que al Divo de Linares todavía le quedan muchas páginas que escribir en su leyenda.

EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ

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