Desaceleración impacta negativamente a hogares más pobres: CEESP

CIUDAD DE MÉXICO.- La desaceleración económica ha tenido el mayor impacto negativo sobre los hogares más pobres en México, afirmó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado ( CEESP) con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2008.   

La ENIGH, dada a conocer por el INEGI, revela que en el lapso 2006-2008 el ingreso corriente total de los hogares se contrajo 1.6 por ciento en términos reales, pero las familias más pobres fueron las que reportaron las mayores disminuciones.   

Señaló que el decil I, donde el promedio de ingreso trimestral de los hogares es de seis mil 116 pesos, se contrajo 8.0 por ciento. En contraste, los deciles IX y X, que tienen los ingresos más altos prácticamente mantuvieron su poder de compra.   

"Los datos generales (de la ENIGH) simplemente confirman los efectos de la desaceleración económica a finales del año pasado y su mayor impacto negativo sobre los hogares de menores recursos", expuso en su reporte semanal Análisis Económico Ejecutivo.   

El CEESP consideró que en la caída de los ingresos, sobre todo en los deciles más bajos, también incidió significativamente, por un lado, el descenso de las remesas conforme la economía estadunidense se debilitaba.   

Por otro lado, añadió, pudo haber influido la regresividad del gasto gubernamental en programas de apoyo que representan recursos importantes para los hogares de menores ingresos a través de transferencias de programas como Progresa y Oportunidades.   

Además, apuntó, en percepciones derivadas del beneficio directo para la salud, alimentación y educación proporcionados por la Sedesol, y los apoyos de Procampo, de entre los cuales algunos son definidos como regresivos en un análisis de la Secretaría de Hacienda, como los programas de becas, Procampo y salud, entre otros.   

El CEESP comentó que en materia de gasto, también se aprecia en los resultados de la ENIGH una disminución real en el lapso 2006-2008 equivalente a 12.0 por ciento, reflejo de la pérdida del poder adquisitivo.   

Consideró que este comportamiento hace evidente varios aspectos como la pérdida de empleos a raíz de la debilidad económica, el aumento en el endeudamiento de los hogares, así como el incremento de precios en productos básicos, en especial alimentos.   

Esto propició que la estructura del gasto se modificara, ya que mientras en 2006 los hogares destinaban 29.4 por ciento de su gasto al consumo de alimentos, bebidas y tabaco, en 2008 ese porcentaje se elevó a 33.6 por ciento, señal de que la posibilidad de adquirir otros bienes se redujo significativamente, agregó.   

"No cabe duda de que estos resultados deben incidir para consensuar los cambios que requiere el país, con el objetivo de mejorar el nivel de vida de los que menos tienen", subrayó el organismo.