Martes, 28 de Octubre 2025
Deportes | Por Jaime García Elías

Superclásico

Por Jaime Gracía Elías

Por: EL INFORMADOR

El futbol tiene su lógica...
Es probable, por ejemplo, que el Real Madrid llegue a ser, “con el tiempo y un ganchito”, el mejor equipo de España. El Barcelona, mientras tanto, sigue siendo, hoy por hoy, el mejor equipo del mundo. Y por si alguna duda quedaba, ahí está, para despejarla, el categórico 5-0 con que se resolvió, ayer en el “Nou Camp”, el “Clásico” por antonomasia del futbol europeo.

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Hubiera sido “el partido del año”, casi seguramente, por las recientes campanadas informativas que dio el Real Madrid con las contrataciones de Mourinho y Ozil, entre otras, y porque había mantenido la aureola de invicto en su actual etapa, por un lado; por el otro, por la jerarquía que el Barcelona (“campeón de todo” en la campaña anterior) ha sabido alcanzar. Los 400 millones de espectadores estimados para la transmisión del encuentro de ayer en todo el mundo, sólo se quedaron por debajo de los que tuvo la final (España-Holanda) del reciente Mundial de Sudáfrica.

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A despecho de su verbosidad, de su reconocido talento para “calentar” partidos --¡como si al de ayer le hiciera falta...!-- a base de declaraciones, José Mourinho, esta vez, en ese aspecto, “jugó a la defensiva”. Eso lo salva de que se le quiera pasar la factura por alguna baladronada. Eso le permite refugiarse, en medio de su dolor y su vergüenza, en una frase convencional, si se quiere, que fue un primor de sensatez: “Espero que mi equipo tenga la mentalidad suficiente para perder --como sucedió-- y continuar confiando en sí mismo... o para ganar y seguir teniendo los pies en la tierra”.

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El partido fue un “show” de solvencia del Barcelona. De solvencia, sí... pero,  también, de fidelidad a un estilo. No fue el estilo del toque intrascendente, que permite el control de la pelota pero, en la práctica, resulta inoperante. Sí fue, en cambio, un estilo que tuvo el control de la pelota como premisa (es imposible atacar sin ella), y que le permitió ser envolvente cuando era necesario... y penetrante --¡y, sobre todo, contundente!-- cuando era posible.
El partido, por lo demás, da pie para poner el acento en esa característica del futbol español, que da a dos equipos, vía de regla, el rango de estrellas de la película de su Liga... y a todos los demás, salvo excepciones, el de “extras”.

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