Siguen las protestas en Brasil

RÍO DE JANEIRO, BRASIL (16/JUN/2014).- Aunque las protestas han ido disminuyendo, el ambiente sigue tenso en Brasil, y la paz parece ser un sueño lejano.

La policía militar de Rio de Janeiro impidió ayer que alrededor de 200 manifestantes, entre ellos varios enmascarados, se acercaran a las inmediaciones del estadio Maracaná, mientras se disputaba el Argentina-Bosnia.

Entre gritos de “¡Hey FIFA, regresa a Suiza!”, los manifestantes intentaron sin éxito burlar la barrera de seguridad formada por la policía y reforzada por agentes montados.

Un periodista de la agencia de noticias AFP constató que un desconocido que pasaba en auto cerca de la protesta lanzó un tiro al aire instando a los manifestantes a dispersarse. Entonces se produjo un momento de tensión, ya que la policía creyó en un principio que el tiro procedía de los manifestantes, según relató el cámara de la mencionada agencia.

Tras no lograr acceder a los alrededores del Maracaná, disuadidos por los gases pimienta lanzados por la policía, los manifestantes tomaron otra avenida del barrio cercano de Vila Isabel, donde atacaron dos agencias bancarias, según el sitio web G1 de Globo.

No fue la única protesta del día, en una jornada que demostró que la tensión, lejos de disminuir con el paso de la Copa, sigue latente, y por momentos aumenta.

Horas antes, en Porto Alegre (al Sur), varios manifestantes también protestaron contra el Mundial, con motivo del partido Francia-Honduras (3-1). En esta ocasión no hubo enfrentamientos con la policía, que mantuvo la protesta a una gran distancia del estadio Beira Rio.

Al mediodía en Brasilia, durante el encuentro Suiza-Ecuador (2-1), alrededor de 300 manifestantes se reunieron en la estación de autobuses, que se encuentra cerca del estadio nacional Mané Garrincha, para protestar contra el gasto público que ha supuesto el Mundial a los contribuyentes brasileños (unos 11 mil millones de dólares).

Al son de tambores que llevaron al sitio, los manifestantes gritaban: “Renuncio a la Copa, quiero más dinero para la salud y la educación”. Más tarde, la concentración se dispersó sin altercados, aunque demostrando que el pueblo carioca sigue sin abrazar del todo la idea de pagar por un torneo que consideran les restó beneficios sociales.

Estas pequeñas manifestaciones, generalmente convocadas por una facción de la extrema-izquierda y por grupos anarquistas de este país de más de 200 millones de habitantes, no tienen comparación con las grandes protestas de jóvenes de las clases medias que salieron a la calle y sacudieron al gigante emergente de Sudamérica en junio de 2013, durante la Copa Confederaciones.

Aunque el descontento por la organización del Mundial persiste entre muchos brasileños que viven con salarios bajos, e incluso en aquellos que viven en la indigencia, las protestas realizadas en la última semana, cuando se inauguró el certamen, han sido menos numerosas, generalmente con apenas unos cientos de participantes.

La presencia de numerosos efectivos de seguridad frente a los 12 estadios sede del Mundial ha contribuido también a mantener las protestas bajo control. Buena parte de ellos, integrantes de la policía militar.