Hay más rivales para Nadal

Un pie con ampollas y los músculos doloridos no ayudarán al tenista español Rafael Nadal a preservar su invicto en el Abierto de Francia, donde posee un récord perfecto al haber ganado todos los partidos que jugó en la arcilla de Roland Garros.

Justo cuando parecía que el fornido mallorquín podía estar cediendo en su superficie favorita, a causa de una agenda frenética y una inusual derrota, Nadal reafirmó su reinado en tierra batida conquistando el torneo de la Serie Masters de Hamburgo el fin de semana pasado.

El español logró el único Masters en arcilla que le había dado la espalda una y otra vez, venciendo a grandes jugadores, como el campeón del Abierto de Australia de este año, Novak Djokovic, y el número uno del mundo, Roger Federer, en la final del certamen.

De esta manera, obtuvo -además del título- una ventaja psicológica antes del torneo de Roland Garros, que empieza hoy.

La victoria le permitió dejar de lado sus quejas por el ajustado calendario de la temporada de tierra batida del 2008 -en la que se disputaron tres certámenes de la Serie Masters en apenas cuatro semanas-, para centrarse en la defensa de la corona parisina.

“¿Cómo no voy a tener fuerza y deseos de jugar Roland Garros? Es el clímax de la temporada de arcilla”, dijo el triple campeón del Abierto de Francia, quien atribuyó su derrota ante Juan Carlos Ferrero en el Masters de Roma a principios de mes a una ampolla en un pie.

“Sí, quienes han elaborado el calendario han hecho todo más difícil, pero bueno, pese a que no pude estar al 100 por ciento en Roma, estoy jugando bien y voy a tratar de llegar a Roland Garros de la mejor forma posible”, agregó el mallorquín, quien sabe que su reinado corre peligro este año.

Por primera vez, el número dos del mundo tiene más de un rival dispuesto a arrebatarle la corona de París. Desde el 2005, la fórmula Federer-Nadal se ha convertido en una imagen familiar en el tenis masculino.

Después de 11 grandes torneos consecutivos en los que el ganador ha sido uno de los dos, el serbio Djokovic, de 21 años, entró en escena con fuerza tras levantar en enero la copa Norman Brookes en el Abierto de Australia.