Deportes | Por Héctor Huerta Atuendo futbolero “Lo que hoy pasa en el Atlas no es culpa de la directiva, ni mía”. Por: EL INFORMADOR 9 de noviembre de 2009 - 01:14 hs Ricardo La Volpe, jueves 23 de Julio del 2009. Este es el quinto torneo consecutivo que el Atlas queda fuera de la Liguilla. Ya es la costumbre. Pero hoy, como en muchos episodios del pasado doloroso, se asoma otra vez la tenebrosa sombra del descenso. Y el Atlas, cuando huele el descenso, se va. Si siguieran Carlos Martín del Campo en la presidencia y Ricardo La Volpe en el banquillo de entrenador, seguro el Atlas sufrirá el cuarto descenso de su historia. De nada sirvieron las promesas hechas por “Chema” (así le dicen cariñosamente sus amigos) Martín del Campo, el pasado 29 de mayo, cuando fue electo presidente del Atlas: “Trataremos de dar frutos de inmediato. Le puedo decir a la afición que esté tranquila”. Hoy la afición, “Chema”, está muerta de la angustia ante la posibilidad de descender. Los fieles atlistas siguen el ritual de observar la tabla del porcentaje: ya se fue Tigres a tres puntos y sólo quedan debajo Indios y Querétaro. Los Gallos dejaron de ser cheque al portador e Indios enderezará en algún momento del siguiente torneo para comenzar a sumar victorias. Este torneo lo puede terminar invicto, sin ningún triunfo. Pero ni la afición ni la directiva se han dado cuenta que por sus resultados en los últimos dos años (sin contar sus fracasos en Argentina con Boca y Vélez Sarsfield), La Volpe es simplemente un mito genial. La afición atlista, siempre nostálgica, vive de las glorias de hace 10 años, cuando La Volpe los llevó a la final que se definió en penales ante Toluca y que igual se perdió. El entrenador argentino necesita un descanso mental, un año sabático para reflexionar sobre el futuro de su carrera. Hoy voltea a ver su cuenta bancaria y observa muchos ceros, más de seis dígitos (quizá siete u ocho) de dólares que le permiten mirar al mundo con tranquilidad. No le afectan las hambrunas del planeta. Pero en su profesión ha perdido el hambre, eso que Rocky llamaba “el ojo del tigre”. Bien lo dice Miguel Mejía Barón: “El dinero no es la vida, pero… ¡ah, cómo calma los nervios!”. Los números que se niegan a ver La Volpe y “Chema” son los que arrojan sus trabajos en los últimos cuatro torneos, con Monterrey y Atlas, en los que sólo ha calificado con los regios en el Clausura 2008, en el que ganó a Chivas en cuartos de final y perdió con Santos en semifinal. Los números son fríos: en dos años, La Volpe ha dirigido 65 partidos, con 20 triunfos, 19 empates y 27 derrotas; 77 goles a favor y 94 en contra, para una diferencia de menos 17, lo que echa por tierra su presunta tendencia ofensiva. En estos cuatro torneos ganó 79 de los 195 puntos que disputó, para una efectividad del 38 por ciento. Eso sí: en cada torneo factura cantidades oscilantes en el millón de dólares por año, nada más de sueldo, sin contar los otros extras que da el futbol (como premios especiales, primas por ganar… etcétera). Y aunque las comparaciones son odiosas, pero muchas veces graciosas, el Monterrey y su afición agradecen que La Volpe dirija al Atlas y Vucetich haya llegado al Monterrey. Vean sus números: partidos ganados en dos torneos con el Monterrey, La Volpe 11 y Vucetich 16; partidos empatados, La Volpe 11 y Vucetich 7; partidos perdidos, La Volpe 13 y Vucetich 9; goles anotados, La Volpe 45 en 34 partidos y Vucetich 54 en 32 juegos; goles en contra, La Volpe 48 goles y Vucetich 36; puntos ganados, La Volpe 43 de 102 disputados y Vucetich lleva 55 de 96 disputados. Estos números hay que revisarlos, analizarlos, interpretarlos, algo que no hace Carlos Martín del Campo, el nuevo presidente del Atlas, que fue nombrado el pasado 29 de mayo de 2009 y quien tiene en el cargo cinco meses con 11 días, no los 99 días que él pregona. “Chema” fue elegido por el Consejo de Directores del Club Deportivo Atlas, Asociación Civil para administrar el pasado, presente y futuro del equipo hasta mayo de 2011. Ganó con 71 votos, contra 55 de su contrincante Enrique Ramos Flores. No fue votación unánime ni una victoria abrumadora. Pero ganó y esa responsabilidad lo obliga a ser más juicioso. Ese día prometió dar “resultados inmediatos” y trabajar por la unidad en el club, pero también reconoció que la sombra del descenso merodeaba por la institución. Ya instalado en la silla presidencial (y desde antes), “Chema” presumía su amistad con La Volpe. Quizá por eso, ante la crisis que vivía el Atlas, el jueves 23 de julio pasado, el entrenador argentino soltó una declaración que casi lo lleva a tribunales porque ofendió a Fernando Acosta, el anterior presidente y a los demás directivos que han estado en funciones. En una rueda de prensa, La Volpe quizá trató de quedar bien con su amigo “Chema” y soltó de su ronco pecho: “El equipo está arruinado desde las inferiores para acá, porque no hay jugadores. Lo que hoy pasa en Atlas no es culpa de la directiva, ni mía. El problema no es nuestro… Hay cierta gente que parece que salieron de acá con laureles, pero tenemos que lanzarles misiles, dardos, y crucificarlos y ponerlos en posición de fusilamiento. Hay que fusilarlos y matarlos y enterrarlos y que esa gente no venga nunca más… Vayan y asesinen a los que dejaron al Atlas abajo”. Esta arenga, que no fue nada deportiva, casi provoca que Fernando Acosta lo denuncie penalmente por calumnias e incitar a la violencia a los seguidores del Atlas. “Chema” Martín del Campo sabe esta historia. Y a pesar de ello, el sábado 31 de octubre pasado, en Guadalajara, me dijo en el palco de Clubes Unidos: “Voy a firmar a La Volpe no cuatro, sino cinco años... para los que no están de acuerdo”. Si el máximo dirigente analiza con el hígado y no con el cerebro, el asunto está hecho: pobre Atlas, con “Chema” y con La Volpe, directitos al descenso… Temas Atuendo futbolero Lee También Chivas: Lista de bajas que tendrá para juego ante Necaxa en la Jornada 2 Super Bowl 2023: Look completo de Rihanna durante su show de medio tiempo Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones