Domingo, 12 de Octubre 2025
Deportes | Por Héctor Huerta

Atuendo futbolero

“Que los demás se lamenten de la maldad de nuestro tiempo; yo me quejo de su mezquindad, hija de su falta de pasiones”. Kierkegaard.

Por: EL INFORMADOR

Esa es la nueva filosofía de Chivas: un golecito… y a poner el camión en la portería.

Pocas veces han tenido en este campeonato la oportunidad de ganar, gustar y golear como ayer. Enfrente estaba otro equipo manejado por el promotor Carlos Hurtado, cuyo entrenador, Luis Fernando Tena (ya en proceso de jubilación definitiva) tiene más limitaciones que un recién formado equipo de sexto de primaria.

Pero a partir del gol de Sergio Amaury Ponce, con diez hombres el rival, Chivas atrincheró hombres en zonas defensivas y medio campo, para dejar todo en manos del azaroso contragolpe la posibilidad de incrementar el marcador.

Ganar 1-0 al Jaguares lo pudo haber hecho Chivas con entrenador o sin entrenador. Era un partido facilísimo. Pero con un técnico menos mezquino, menos especulador, menos resultadista, se podían haber conseguido los tres objetivos de la filosofía pre-arias: ganar, gustar y golear. Y sin embargo, el triunfo nunca estuvo seguro, a pesar de la mediocridad del rival.

Chivas se encuentra en un grupo espejismo, donde una victoria te coloca del último al segundo lugar. Es tan pequeña la brecha que hasta las Chivas de Arias pueden calificar.

Jorge Vergara no tenía que traicionar su filosofía, ni pagar 1.2 millones de dólares anuales por un entrenador que apenas puede ganar 1-0 al debilucho Jaguares de Chiapas.

Los Rojiblancos fueron abucheados por los aficionados, ya que esperaban una forma de jugar más acorde con la historia del “Campeonísimo” o de aquel Chivas 1986-87, que ganaban, gustaban y goleaban.

Entendiendo que la filosofía que el aficionado Chiva busca es la de tomar la iniciativa, controlar la pelota, cerrar espacios al contrario, atacar en forma sistemática y desplegar todo el empuje de su generación de brillantes jugadores, entonces se puede asegurar que el partido de ayer obtuvo notas reprobatorias en el buen gusto de los aficionados.

Abucheos a la mitad y al final del juego reflejan la molestia de miles de aficionados ante este cambio de destino. No fue simplemente un cambio de entrenador. Fue un golpe de timón a la historia de Chivas. Fue una traición. Una puñalada a la afición.

Estas Chivas de Raúl Arias serán mezquinas, especulativas y resultadistas porque su promotor Carlos Hurtado le enseñó que lo importante en el futbol no es salir a ganar, sino a no perder. Y consiguiendo puntitos aquí y allá es como se ha mantenido once años cobrando más de un millón de dólares anuales, gracias a directivos que, como Vergara, se dejan atrapar por el miedo de una mala racha.

El dueño de Chivas no conoce el pasado brillante del “Campeonísimo”. Vive hoy angustiado por sus propios desaciertos y ha traicionado su propia filosofía. Y quien se niega a sí mismo, se aterra ante el futuro y renuncia a sus sueños...

Quedó claro que Arias no viene a darle satisfacciones a la afición de Chivas. Viene a facturar. Sólo le interesa incrementar su cuenta bancaria, como le enseñó su maestro Carlos Hurtado. ¿Y la afición? Esa nunca le ha importado a Arias.... y quizá ni a Vergara.

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