Atuendo futbolero

Una primera declaración de Ricardo La Volpe, el pasado jueves en conferencia de prensa, desató una ola de inconformidad entre varios países centroamericanos, sobre todo en Guatemala, país que tenía posibilidad de calificar al repechaje, como cuarto lugar del hexagonal final de Concacaf, en la eliminatoria para el Mundial 2006.

La Volpe, que tiene el terrible defecto de no conectar con frecuencia la lengua con el cerebro (a pesar de la cercanía de estos dos importantes órganos en su cabeza), otra vez se resbaló delante de varios periodistas, cuando le preguntaban sobre la fase de calificación al Mundial de Alemania 2006, en el que prometió que México pasaría “caminando”.

Sin pensar seguramente sus palabras, expresó: “Fuimos al último partido (contra Trinidad Tobago, allá en la isla) para no tener problemas. Diría yo que fuiste justo contra el que hoy maneja la Concacaf (Jack Warner). Entonces dijimos: mira, los menos problemas posibles y anda, califícate”.

La Volpe se remontaba inconscientemente al 12 de octubre de 2005, cuando la Selección mexicana jugó su partido contra Trinidad y Tobago en Puerto España. México ya estaba calificado al Mundial, con 22 puntos, el primer lugar del hexagonal, con 7 victorias, un empate y una derrota. Empatar o ganar a Trinidad significaba asegurar el primer lugar, cosa que finalmente no ocurrió porque con su triunfo de ese mismo día 2-0 sobre Panamá, el equipo de Estados Unidos acumuló los mismos 22 puntos, pero con mejor diferencia de goles, para ser primero de la Concacaf.

También ese día, 12 de octubre de 2005, jugaba Guatemala en su casa contra Costa Rica. Los chapines tenían ocho puntos y ganando a los ticos llegarían a 11, contra 10 que tenía Trinidad y Tobago antes de jugar ante México.

Los chapines cumplieron con ganar 3-1 a Costa Rica y esperaban que México no dejara ganar a los trinitarios. Si México empataba con Trinidad y Guatemala ganaba a Costa Rica, ambos llegarían a 11 puntos y todo se resolvería por diferencia de goles. Guatemala tenía 13 goles a favor por 17 en contra, para un menos cuatro, mientras que los isleños tenían ocho a favor por 14 en contra, para un menos seis. Es decir, los guatemaltecos sabían que ganando a los ticos estaban en el repechaje, porque para ellos era impensable que México perdiera en Trinidad.

Por eso la declaración torpe, a destiempo y sin duda, incierta de La Volpe, provocó que el mismo viernes la Federación Guatemalteca de Futbol prepara su escrito a la FIFA para protestar por este supuesto arreglo de partido que el propio técnico argentino sugiere, para quedar bien con Jack Warner.

Los chapines presumen que, como pago de favor, quizá México pudo haberse ganado, “con ese favorcito” y la influencia del presunto beneficiado Jack Warner (vicepresidente de la FIFA) el derecho de ser “cabeza de serie” en el Mundial de Alemania 2006. Por lo tanto, exigirán que se abra una investigación en FIFA.

Al ver la magnitud de su torpeza, La Volpe contestó a todos los medios el teléfono para hacer la aclaración y culpar a la interpretación de un diario de semejante yerro.

Dijo La Volpe al diario Récord: “Mira, ése es un mentiroso (Mural de Guadalajara), porqué regalar, no, no hay ningún (sic)… Están los jugadores, había directivos, se jugó como se deben de jugar todos los partidos, que quizás se perdió; se jugó si bien, no con la base, y viendo otros jugadores para lo que era el Mundial, pero para nada los jugadores que fueron (en algún momento) se habló, o se comentó algo de no ir a ganar el partido... que no hablen estupideces, se perdió y se perdió, para ellos era un partido de vida o muerte, y México estaba clasificado...”.

En otros medios, como ESPN, el argentino La Volpe quiso matizar hablando inclusive de que se trató de una “vacilada”, de una simple broma, o de una fanfarronería.

El caso bien puede quedarse así. Pero con la queja de la Federación Guatemalteca de Futbol, quizá La Volpe tenga que volver a la sede de la FIFA en Zúrich (como acudió cuando el caso de doping de Salvador Carmona y Aarón Galindo) para precisar su declaración sobre ese partido del 12 de octubre de 2005.

Nuevamente la conclusión: el peor enemigo de La Volpe en el futbol... es el propio LaVolpe, con ese incurable vicio de no conectar la lengua con el cerebro cuando declara.