Atuendo futbolero

Esfuerzo, sí; entrega, igual; hasta determinación inusual; tal vez hasta ganas de mantener en el cargo al entrenador; llegadas una tras otra; auxilio del árbitro Armando Archundia (como si le hubiesen quitado a su hijo la beca en la Universidad del Futbol y quisiera la derrota del Pachuca); pero a las Chivas de anoche en el Estadio Jalisco le faltó algo que no se compra en la farmacia: talento.

Cuando el Pachuca se quedó con 10 por la expulsión de Ulises Mendívil, el partido tomó otro trámite. Con 11, fue superior en muchos momentos del partido.

Pero jugar con 10 hombres, con una lluvia torrencial (que fatiga más, que hace correr y detenerse porque la pelota tenía rumbo incierto al anegarse la cancha del Jalisco) desequilibra el partido, tanto así que dio la sensación que Chivas empataría, como ocurrió, y que luego ganaría irremediablemente porque a los Tuzos sólo les quedó el recurso de defender, ante la ausencia de jugadores en el ataque.

Armando Archundia fue factor, porque Pachuca se quejó de una patada que recibió Paul Aguilar que no sancionó y que le sangró la boca.

Luego repitió el penal que falló Omar Bravo, en una acción reglamentaria, pero que normalmente no marca un silbante que tenía (o tiene) a su hijo como alumno de la Universidad del Futbol de los Tuzos, becado por supuesto.

Hasta que cayó el empate, siempre quedó la sensación de que Chivas atacaba tanto, llegaba tanto, que el gol tan esperado de la victoria llegaría por inercia. Y no. Normalmente los goles llegan por error del contrario o por talento en la creación de la jugada ofensiva que culmina el oportuno remate.

Chivas tuvo la mayor determinación del torneo, la mayor entrega, el mayor esfuerzo. Pero siguió careciendo de ese aroma de talento que en otros años tuvieron Benjamín Galindo, el “Chepo” de la Torre (como jugadores, no como entrenadores) o últimamente el “Bofo” Bautista. Le faltó en mitad del campo quién clarificara el futbol hacia el frente. Ese jugador que improvisara sobre la partitura conocida. Todo fue esfuerzo, ganas, deseos o los demás sinónimos que se quieran agregar. Pero faltó el talento.

El empate final también fue una recompensa para un Pachuca que peleó 10 contra 12. Armando Archundia hizo todo lo posible para que Chivas ganara. Primero los dejó 40 minutos con 10 jugadores por la expulsión de Mendívil. Y posteriormente los dejó con nueve, para que Paul Aguilar fuese atendido tres minutos fuera de la cancha, de la abierta en el labio. No permitió la asistencia con el partido interrumpido, sino que siguió, en pleno acoso rojiblanco. Pero ni con el árbitro a favor pudo ganar Chivas.

La consecuencia del resultado es que Chivas sigue en el cuarto lugar del Grupo 1, con cuatro puntos, por 12 del líder Toluca (con un juego pendiente) y siete del sublíder Atlas.

¿La situación del técnico? Ésa bien vale un comentario posterior.