Viernes, 20 de Junio 2025
Deportes | Por Héctor Huerta

Atuendo futbolero

Soy humano, por lo tanto, nada de lo humano me es indiferente. Terence.

Por: EL INFORMADOR

A la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) le ha importado muy poco la crisis sanitaria que vive México y cuya epidemia ya denominada influenza humana o virus A H1N1 se ha propagado a varios países.
Hay evidencias clínicas de más de 20 víctimas mortales por este mal en México y se estudian cientos de casos más que podrían determinar que las poco más de 150 defunciones de los últimos 20 días tienen relación directa con esta epidemia.

La Organización Mundial de la Salud, los gobiernos de distintos países y la comunidad internacional en su conjunto han expresado su apoyo y preocupación porque este virus sea contenido pronto y no cause daños mayores a la población mexicana.

Pero a la insensible Conmebol sólo le preocupa el negocio de futbol y los privilegios que gozan varios de sus equipos insignias (entre ellos el Nacional de Montevideo y el Sao Paulo de Brasil, rivales directos de San Luis y Chivas en los octavos de final de la Copa Libertadores).
La crisis sanitaria, lo ha dicho la Conmebol de distintas maneras, les importa un comino. Y más que inquietud, les ha provocado molestia porque ahora no sabe cómo resolver el galimatías de dejar fuera a los equipos mexicanos sin que parezca que se está cometiendo una injusticia.

La propia Federación Mexicana de Futbol también ha manifestado su incapacidad para influir o tener un peso específico en la determinación de Conmebol y simplemente ha sido un convidado de piedra, que atestigua y legitima cómo se concluye esta injusticia que seguramente se está fraguando contra Chivas y San Luis.
Como a la Conmebol no se preocupa el problema sanitario mexicano, bien harían los directivos de Chivas y San Luis es pensar la posibilidad de abandonar la justa sudamericana, ya que las decenas de soluciones propuestas han sido ignoradas.

Para la Conmebol, cuando se necesita, aplica el reglamento a rajatabla. Tampoco ha habido una actitud humana de Nacional y San Paulo, de permitir que primero se juegue en su casa y luego se pase la visita acá cuando ya haya pasado la crisis financiera, pero ellos se preocupan por las ventajas deportivas que tiene cerrar en sus canchas, no en colaborar a la solución de este inesperado problema, de esta auténtica causa de fuerza mayor.
En medio de esta situación, la televisora dueña de los derechos de televisión se niega a la renuncia de los equipos mexicanos por las pérdidas económicas que le representaría.

Es decir, para la gente del negocio llamado futbol, no importan crisis sanitarias, humanitarias o desastres naturales. Sólo les importa que el dinero siga fluyendo y las arcas de la Conmebol se sigan llenando. Los equipos mexicanos están ahí no por méritos deportivos, sino porque han resultado un jugoso negocio para los sudamericanos.
Aunque se ha postergado la decisión y todavía faltan horas para comprobar la mala fe de los sudamericanos, al menos ya quedó demostrado que en la cancha los equipos mexicanos son capaces de ir a conseguir su calificación en los propios estadios de la Conmebol, como ocurrió con el empate de Chivas ante Everton y la inesperada victoria de San Luis en campo del Libertad paraguayo.

Qué distinta conducta la de Concacaf (y miren el ejemplo...) que suspendió el premundial Sub-17 en Tijuana porque ya estaban los cuatro calificados y no había necesidad de exponer a los jugadores para saber quién resultaría campeón, y pospuso rápidamente el partido de vuelta final de la Concachampions entre Atlante y Cruz Azul.
Aunque las dos confederaciones van por el dinero, una ha mostrado mayor sentido común y otra una absoluta insensibilidad ante la crisis sanitaria que sufre el pueblo mexicano.

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