Atuendo futbolero

Para la reunión del 27 de abril próximo, sobre la mesa de los dueños de clubes deberían estar puestas y firmadas las renuncias de Justino Compeán, Decio de María, Enrique Bonilla, Aarón Padilla, Alfonso Sabatere y Guillermo Cantú, todos ellos causantes del modelo deportivo fracasado de selecciones nacionales que han operado con absolutos números rojos desde hace dos años.

Nos han eliminado de los mundiales Sub-15, Sub-17, Sub-20, preolímpicos, tanto de varones como de la Selección femenil. El equipo tricolor ha sido una amarga y dolorosa lección para todos.
Queda únicamente la selección mayor, que calificó de “panzazo” la primera ronda del cuadrangular ante Jamaica, Honduras y Canadá. Y se ha iniciado el hexagonal con derrota en Columbus ante Estados Unidos.

Viene la etapa de la verdad para Sven Goran Eriksson, que tiene como fecha fatídica los partidos contra Costa Rica en el estadio Azteca el 28 de marzo y el primero contra Honduras en San Pedro Sula, lugar donde podría producirse la caída final del sueco si no consigue los cuatro puntos que exigen los dueños para mantenerlo en el cargo.

Pero la paciencia de los dueños, en el caso de Justino y de Decio, es mayor a la del Santo Job, ya que con los resultados actuales ya tendrían que haberlos despedido no una, sino varias veces.

La cara de Guillermo Cantú al presentar su renuncia y el agradecimiento a Juan Carlos Chávez y Jesús Ramírez, pero no a los directivos, es una muestra de que sabe que le exigieron que rodara su cabeza para proteger a sus jefes de la guillotina, pero también se sabe tanto menos responsable que ellos.

Cantú aceptó el sacrificio humano de ceder su cabeza para mantener erguidas las de Justino y Decio primero por su compadrazgo reciente con el bigotón secretario general de la FMF y después porque con Compeán las cosas debieron llegar a un punto de rompimiento.
Lo que no han querido impregnarse en la piel Decio y Justino es la máxima aquella de don Fernando Marcos, que tiene un gran valor en estos tiempos: “Quien pierde la dignidad por conservar el empleo, mtermina perdiendo dignidad y empleo”.

Estamos cerca de ver rodar más cabezas porque este barco del futbol mexicano a nivel de resultados no está zozobrando. Hace tiempo que está haciéndole compañía al Titanic en el fondo del mar...