Lunes, 21 de Octubre 2024
Deportes | Por Héctor Huerta

Atuendo futbolero

“Catastrófico es poco… Sería terrible, terrible, terrible…”. Arturo Elías Ayub

Por: EL INFORMADOR

A tres días de celebrar el partido más importante de los últimos años para la selección mexicana, en San Pedro Sula, Honduras, en un corte de caja de sus primeros cinco meses como entrenador del Tri, el resultado es desfavorable para el sueco Sven Goran Eriksson.

Hasta ahora, las tres victorias como local, la derrota en Jamaica (sobre todo) y el empate ante Canadá en Edmonton, obligan a resolver la situación en la incómoda cancha de Honduras, donde ya otras veces hemos sido derrotados.

Hoy, matemáticamente, México tiene una leve ventaja en puntos y goles. Lleva diez unidades y diferencia de más tres, contra nueve puntos y más tres de Honduras, y siete puntos y menos tres de Jamaica.

A esta misma altura de la eliminatoria ya están calificadas las demás selecciones de los otros grupos: Estados Unidos, Trinidad Tobago, Costa Rica y El Salvador.

Uno de ellos, Costa Rica, con cinco victorias en cinco partidos, 15 puntos de 15 disputados, es decir: números perfectos. El otro, Estados Unidos, con cuatro victorias seguidas y después, en un acto de buena voluntad con el trinitario Jack Warner, llevó un equipo suplente al partido contra Trinidad y Tobago que, por supuesto, perdió.

Millones de aficionados se rascan la cabeza preguntando: ¿por qué tenemos que llegar con este mar de angustia al último partido?, ¿no son suficientes los 14 mexicanos en Europa para haber logrado ya la calificación?, ¿por qué no se entendió que el partido más importante era contra Jamaica en la fecha cuatro, cuando haberles empatado allá significaba nuestra calificación y la eliminación de ellos?, ¿a qué juega la selección de Eriksson?

En estas condiciones llega la selección al sexto partido, con un ambiente de incertidumbre, con un tufo de pesimismo en el ánimo de la afición y con el temblor interno de una eliminación que sería, en efecto, catastrófica, terrible, lamentable, vergonzosa y todos los adjetivos que usted tenga a bien acomodarle.

El futbol mexicano le apostó todo su capital a un cambio mental con la traída de Eriksson, pensando en el salto de calidad que le falta a la selección en los mundiales.

Pero nadie imaginó que dentro de las posibilidades estuviera una eventual eliminación aún antes de llegar al hexagonal. Si México pierde en Honduras y se combina con una goleada de Jamaica ante un Canadá que ya no tiene aspiración alguna, entonces podría producirse una de las peores tragedias en la historia del futbol mexicano, superior a la de Haití en 1973, la de Honduras en 1981 o la eliminación por los “cachirules” de 1988.

Si eso ocurriese, vendrían cuatro años de oscuridad, de escondernos del mundo, de no participar en una Copa del Mundo, además de que ya fuimos eliminados de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y de la Copa Confederaciones Sudáfrica 2009.

Una generación completa terminaría su actividad futbolística, como Oswaldo Sánchez, Pavel Pardo, Cuauhtémoc Blanco, el “Guille” Franco, Ramón Morales, Rafa Márquez, Carlos Salcido, Ricardo Osorio, Gerardo Torrado, Leandro Augusto, Antonio Naelson “Sinha”, Jaime Corea, Fausto Pinto, Jared Borgetti o Fernando Arce, que ya no tendrían edad para jugar el Mundial de 2014 en Brasil.

También el mundo perdería la posibilidad de ver a jóvenes brillantes de esta época como  (en este orden) Guillermo Ochoa, Andrés Guardado, Aarón Galindo, Héctor Moreno, Carlos Vela, Giovani dos Santos o César Villaluz, que tendrían que esperar hasta las eliminatorias del año 2013.

Es una tristeza que en las manos de un entrenador que en Europa es calificado lo mismo de capaz que de frívolo (por su bien ganada imagen de gigoló y sus affaires amorosos)  esté depositada la esperanza de 120 millones de mexicanos.

Menos mal que quedan en el equipo mexicano futbolistas con demostrada vergüenza profesional (Oswaldo, Pavel, Rafa Márquez, Salcido, Osorio, Torrado, “Sinha”, Guardado, Arce, Omar Bravo o Vouso), que saben las consecuencias que tendría un fracaso y que seguramente saldrán a morirse ante Honduras para que eso no ocurra.

Pero si se pasa este cuadrangular, aunque sea por la vergonzosa vía del panzazo, bien harían los dueños de equipos en replantear la permanencia de Eriksson al frente del Tri.

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