* Vía crucis

Héctor Reynoso y Carlos Ochoa no son los primeros mortales que transitan por ese vía crucis... ni serán los últimos.

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Al primero de ellos se le vino el mundo encima en la cuarta fecha del Torneo de Clausura, cuando un lance suyo regaló el gol que --de no haber sido un poco por la maestría de Ramón Morales para cobrar tiros libres y otro poco por el infortunio del arquero rival, que acabó metiendo el balón en su propio marco-- a punto estuvo de traducirse en una derrota (como local, para mayor oprobio) ante el Necaxa. Reynoso, en esa acción, cometió uno de los más graves pecados que un defensa puede cometer: ni dio el balón a un compañero --el arquero, por ejemplo--, ni, al menos, destruyó la amenaza del adversario; por el contrario, regaló el balón a un rival, primero, y a continuación se entregó de la manera más burda.

Ochoa aterrizó en el plantel del equipo más popular de México, con el pie derecho. En el Torneo Interliga y en el de Clausura entregó las tarjetas de presentación más estimables que puede presentar un atacante: goles; goles, además, que se tradujeron en victorias. Después, cuando el santo se le volteó de espaldas, ha sido abucheado reiterativamente por los incondicionales del “Rebaño Sagrado”. Vaya: ni siquiera le perdonaron el cobro de esa cuota en el partido de media semana, cuando un Guadalajara irreconocible trituró al Everton de Chile con un rotundo 6-2.

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Quizá la historia viene a cuento...

Se trata de Víctor Valdez. En días pasados, en un partido de la “Champions”, ante el Lyon, Juninho le clavó un tiro libre en un ángulo. Para unos, genialidad del atacante. Para otros..., chambonada de Valdez.

Víctor lo explicó así: “Eso es lo que implica ser portero del Barcelona. En este puesto no se puede vivir del recuerdo”... Andoni Zubizarreta, antecesor suyo en el puesto, concordó: “Eso significa ser portero y jugar al nivel más alto de exigencia. Compites contra los mejores y vives expuesto a ese riesgo.
Por otra parte, se espera de ti una respuesta especial en cualquier circunstancia y ante cualquiera, sencillamente por ser el portero del Barcelona”.

Lo dicho: salvadas las posibles distancias entre el Guadalajara (el equipo más popular de México) y el Barcelona (uno de los mejores del mundo)..., quizá la historia venga a cuento.