* Sombras

GUADALAJARA, JALISCO.- Más allá de los cíclicos cuestionamientos relacionados con la solvencia de los árbitros que impartirán justicia en la “liguilla” que ya viene a la vuelta de la esquina, o con el atractivo que puede tener un campeonato sin América, Cruz Azul y Pumas --entre otros-- entre sus protagonistas, o incluso con la pertinencia del sistema de competencia, hay tres tópicos, mucho más serios, relacionados con la jornada más reciente, que ameritan alguna reflexión...
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1.- El asesinato de David Mendoza. El hecho ocurrió a inmediaciones del estadio de los Tecos. Mero accidente: el crimen, por lo poco que se sabe, aunque estremeció a la familia futbolera y removió el doloroso recuerdo de las trágicas muertes de Octavio Muciño y Jaime López, nada tuvo que ver con asuntos deportivos... Lo más doloroso  es la perspectiva de que el hecho se agregue a la extensa (y lo peor: creciente) lista de los crímenes impunes, y que nunca llegue a saberse, con plena certeza, si los criminales, en realidad, segaron una vida inocente.
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2.- El desaire de los “Pumas” a las “Chivas”. Primero, porque se abstuvieron de participar en el “show” previo a los partidos, en que un cantante de rancheras interpreta, “a capella”, el Himno Nacional. Segundo, porque al ingresar a la cancha se limitaron a saludar a los porristas que vinieron a seguirlos desde la capital y luego se tomaron la consabida fotografía que nunca se publica, sin molestarse en saludar, desde el círculo central, a todo el público... Al margen de los ingredientes que han acentuado la rivalidad entre estos equipos --el desplegado alusivo a “un lindo gatito”, por ejemplo--, el incidente debería servir para que las autoridades civiles entendieran que no hay las condiciones para que la ejecución del Himno Nacional antes de los partidos del Guadalajara se haga de manera digna y respetuosa, y recomendaran --u ordenaran-- acabar con ese numerito.
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3.- La detención, en el Estado de México, de más de 80 “barristas” del Atlas, que tuvieron a bien rubricar su malhadada excursión a Toluca con actos vandálicos y el saqueo de un supermercado... Algo bochornoso. Algo digno de pandilleros de la peor especie. Algo indigno de aficionados a los que supuestamente aglutina el gusto por el deporte: un fenómeno que tradicionalmente significa caballerosidad y decencia, pero que gradualmente tiende a degenerar en conductas antisociales... cuando no, de plano, delictivas.