* Picaresca

Carlos Vela y Efraín Juárez pasarán a ese subgénero de la historia que lleva el nombre de “anecdotario” --o, si se prefiere, “picaresca”--..., pero no precisamente por vagos (en la mexicanísima acepción de disolutos, de proclives a “la dolce vita”), sino por cretinos.

Hoy son noticia. Lo son casi todos los jugadores que fueron convocados a la Selección Nacional para los recientes encuentros --intrascendentes hasta la pared de enfrente-- ante Ecuador y Colombia, y que decidieron que la honrosa distinción, irrelevante en términos deportivos, era un excelente pretexto para invertir parte de los viáticos en echar una canita al aire. Lo son porque la pomposa Comisión de Selecciones Nacionales de la Federación Mexicana de Futbol, decidió penalizar a Vela y Juárez con seis meses de suspensión como seleccionados, y a once más con sendas multas de 50 mil pesos, por quebrantar la disciplina del grupo.

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Más que de indisciplinados, en efecto, los tricolores pecaron de cretinos, al exponerse a lo que les sucedió: a que se hiciera público y se transformara en el escándalo de la temporada en Patolandia, algo que sería privado: una reunión, después del partido, en un salón del hotel, para algo que ciertamente sería reprobable en un convento, pero resultaría tolerable --supuestamente-- en una reunión de futbolistas que, además, no participaban en ninguna competencia que exigiera un nivel ejemplar de responsabilidad: tomar algunas copas, alternar con algunas damas a las que se convocó para amenizar la velada, etc.

La amena reunión privada devino escándalo porque en el mundo moderno, pletórico de teléfonos celulares con camarita integrada y con la posibilidad de “subir” --y “bajar”, por ende-- fotografías y videos, el oficio de “paparazzo” está seriamente amenazado por los millones de potenciales “paparazzi” que saltan, como los conejos, en medio de cualquier matorral.

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La consecuencia de las sanciones anunciadas ayer, al margen de eventuales conflictos familiares --quién les manda, por coscolinos--, será la chunga, la “carrilla”, los chistes de que serán objeto... y el descrédito a los ojos de los ingenuos que quieren seguir viendo con ojos de admiración a sus ídolos, aunque episodios como este que fue noticia les demuestre que tienen los pies de barro.

Todo eso, además, por poco tiempo. Flacas como son las memorias de los futbólatras, más temprano que tarde llegarán --ya lo veremos-- el olvido y el perdón.