* “On the rocks”

Nery Castillo está en la fase inicial de su proceso de adaptación con el Shaktar de Ucrania; Guillermo Franco alínea en forma intermitente y tiene aportaciones irrelevantes en los resultados del Villarreal en España; Omar Bravo no ha conseguido plaza de titular en el Deportivo La Coruña; Giovani dos Santos está con un pie afuera del Tottenham, y parece haber retrocedido más que avanzado en su carrera futbolística, desde que emigró de España a Inglaterra...

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No se pone en tela de duda el talento de los atacantes mexicanos --casi todos por nacimiento, uno por naturalización-- que militan en equipos europeos. Lo cierto, empero, es que ninguno es, hoy por hoy, un triunfador.

¿Por qué, entonces, Sven-Goran Eriksson los convocó para integrar la Selección Nacional que el miércoles de la próxima semana enfrentará a Estados Unidos, en Columbus --con temperaturas polares, según las previsiones--, en el arranque del hexagonal en que se distribuirán las plazas que la FIFA otorga generosamente a la Concacaf para el Mundial del año próximo?

“That is the question”, diría Hamlet...

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Claro: además de los cuatro “europeos”, también fueron llamados el “Venado” Medina, Villaluz, Ochoa y Vuoso. La intención es obvia: aprovechar los diez días de concentración previos al compromiso, para probar algunas fórmulas en los entrenamientos.

Puesto que no hay titulares indiscutibles, porque ni en Europa ni aquí --a despecho de los panegiristas del futbol mexicano, que aseguran que hay talento de exportación... pero no aportan ningún nombre como botón de muestra-- se encuentran, ni buscándolos con lupa, atacantes mexicanos que sobresalgan por haber dado indicios de tener en su poder la onza del oportunismo y el don de la contundencia (que eventualmente puedan traducirse en goles, que a su vez repercutan en victorias), y porque en los partidos de la “era” de Eriksson como técnico nacional --y, de hecho, desde los de casi todos sus antecesores-- han resplandecido la inoperancia, la ineficacia y la impotencia como características del “Tri”, lo único que queda es lo que debe estar haciendo Sven desde principios de la semana: ensayar en la cancha de entrenamientos con todas las combinaciones posibles: meterlas en la coctelera, batir, servir en vaso chaparrito (“on the rocks” o con hielo frappé, para estar a tono con las temperaturas que encontrarán en Ohio)... y probar.

Sólo así encontrará, si no la mejor, la menos mala.