* “Ochoa..., Oswaldo...”

Como tema para caricatura, pasa: Javier Aguirre, angustiado, deshoja la margarita. Y mientras deja caer los pétalos, sudoroso, musita: “Ochoa..., Oswaldo..., Ochoa..., Oswaldo...”.

En la realidad, lo más probable es que el técnico nacional ya haya tomado una decisión: en principio, hoy, a 84 días del debut en el Mundial de Sudáfrica, el primer nombre en la alineación de México será Ochoa. Por supuesto, sin perjuicio de que por lesión o baja de juego del que hasta ahora ha sido titular, tuviera que apelar --que precisamente para eso los llevaría-- a Michel o Jonathan Orozco, quienes parecen haber aprobado los exámenes a que han sido sometidos.

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Oswaldo Sánchez difícilmente recuperará, por su edad (tiene 37 años), el rango de opción número uno para el técnico nacional: él ya tuvo sus oportunidades... Y, aun reconociendo lo obvio, que es uno de los mejores porteros mexicanos de los últimos tiempos, tampoco ha demostrado ser menos proclive que Ochoa y los demás candidatos a meter el choclo.

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Ochoa no es arquero de clase mundial. No lo es aún, al menos. Ya se verá, después de la Copa del Mundo, si se confirma el supuesto interés de algunos equipos europeos por enrolarlo en sus filas... Sí es, en cambio, uno de los mejores arqueros que hay en la liga. En consecuencia, aunque aún no compita con los Cech, Van der Saar, Íker Casillas, Julio César, Buffón y demás, es el candidato natural para el puesto... aunque su pifia en el gol de Corea del Norte, el miércoles en Torreón, haya sido --“al pan, pan...”-- grosera.

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Del examen en cuestión, por cierto, es probable que Javier Aguirre haya sacado conclusiones con respecto a dos candidatos para la ofensiva, tradicional talón de aquiles --por la raquítica producción nacional en talentos para esa función-- de las selecciones mexicanas...

Uno, el “Chicharito” Hernández, no obstante que apenas cumple su primera campaña como titular con el Guadalajara, ya es el mejor centro delantero de que se puede echar mano. El jueves, por ejemplo, con todo y el escaso abastecimiento de balones a la zona en que se mueve, tuvo un nivel de eficiencia muy estimable: de dos remates, un gol.

Otro, el “Venado” Medina, en cambio, sigue como en sus años de prospecto: temible por su velocidad física..., y lamentable por su incapacidad para hacer que trasciendan sus penetraciones fulgurantes.