* Escaramuzas

Está visto que tanto los responsables en turno de la Selección Nacional como los coheteros, están condenados, pase lo que pase, a la silbatina generalizada...

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Cuando se divulgaron los nombres de los primeros adversarios del “Tri” en partidos amistosos de preparación, ya con el boleto --rescatado a punta de sangre, sudor y lágrimas-- para el Mundial de Sudáfrica en la bolsa, hubo abucheos. ¿Qué utilidad tendría enfrentarse a Bolivia, Ecuador, Islandia y Corea del Norte, que difícilmente aparecen en el mapa-mundi del futbol?... ¿Qué beneficio podía dejar a los danzantes de Javier Aguirre merendarse unos cuantos pichones, para hacerlos creer que son capaces de apagar la lumbre a sombrerazos?...

Cuando se confirmaron, en compensación, los encuentros contra Inglaterra, Holanda e Italia, durante la gira europea a celebrarse ya en vísperas del Mundial, volvió a haber silbatinas. ¿Qué caso tiene jugar contra potencias, que para entonces estarán a punto de caramelo?... ¿Qué beneficio podían tener las eventuales victorias, que serían espejismos, o las presumibles derrotas, que desmoralizarían a los tricolores?...

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Independientemente de las reacciones que haya por parte de la crítica y del contagio que pueda permear hacia los aficionados en función de los resultados que se consigan en esa segunda parte de la preparación del equipo nacional, cabe suponer que Javier Aguirre y sus colaboradores harán una labor de preparación de los jugadores en el aspecto sicológico...

Los resultados, en los encuentros previos a una competencia como el Mundial, son secundarios. La victoria o la derrota sólo tienen un significado absoluto en la pugna formal. En la etapa preliminar, su significado es relativo.

Lo que interesa, hasta antes del 11 de junio --precisamente el día de la inauguración, ante el país sede--, es tratar de hacer progresos: depurar la lista de convocados; delinear el equipo titular; acostumbrar al cuadro a las variantes que, por necesidad o por conveniencia, puedan hacerse sobre la marcha; sistematizar movimientos; dominar el estilo de juego que se pretende desarrollar tanto en los momentos del partido en que el balón es propio, como en los que es del adversario.

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Vaya: lo que el técnico nacional tiene que hacer --y seguramente hace-- con los jugadores, hasta antes del 11 de junio, es mentalizarlos de que una cosa son las escaramuzas con balas de salva... y otra muy diferente serán las batallas correspondientes a la guerra del Mundial.