* En caliente

Así pues, el asunto se resolvió, literalmente, “en tres patadas”...

1.- México experimentó, desde la noche del miércoles, un terremoto mediático: la derrota (3-1) ante Honduras, en la tercera jornada del hexagonal previo al Mundial de Sudáfrica-2010, dejó comprometidas las posibilidades de que el “Tri” haga honor a la tradición de ser “finalista geográfico” --que no protagonista-- de ese certamen, y a millones de futbólatras, en consecuencia,  acongojados y patidifusos.

2.- El jueves, a mediodía, se hizo el anuncio oficial: porque una afrenta de ese calibre no puede quedar impune, la Federación Mexicana de Futbol se apresuró a recoger el clamor generalizado y colocó a Sven-Goran Eriksson en la piedra de los sacrificios. Aunque el técnico sueco hizo el negocio de su vida, por la liquidación millonaria --en dólares-- que recibirá a raíz de su destitución, el futbol mexicano en pleno puede darse por bien servido con la medida. Después de todo, decía bien el adagio: “A enemigo que huye --y a Eriksson habría que increparlo así: ‘Con amigos como tú, ¿para qué queremos enemigos?’...--, puente de plata”.

3.- Ayer, también a mediodía, se complementó la jugada. Al margen de los anuncios hechos por Justino Compeán, presidente de la Federación, y Néstor de la Torre, presidente de la comisión de Selecciones, en el sentido de que se tomarían su tiempo para dar el siguiente paso, se optó por la norma de mi general Villa: “En caliente...”.

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Y así, en caliente, principalmente porque era la clásica “carambola hecha”, se optó por un técnico a la medida: mexicano, popular, triunfador... y desempleado.

Es así que regresa Javier Aguirre, ocho años después, al puente de mando de la Selección Nacional: cuando ya se perdieron las dos batallas teóricamente más peliagudas --las visitas a Estados Unidos y Honduras-- dentro de la guerra por los boletos para el Mundial, cuando faltan dos meses para las siguientes escaramuzas (el 6 de junio contra El Salvador, en San Salvador, y el 10 del mismo mes contra Trinidad y Tobago, en México)... y cuando aún hay tiempo para enmendar el terreno.

Regresa, además, en las condiciones ideales para buscar su revancha personal, después de la ira que provocó el desenlace del último episodio del que fue protagonista como técnico nacional: el 2-0 adverso, en el Mundial de 2002, ante nuestro “coco” de los últimos tiempos: Estados Unidos.