Viernes, 25 de Abril 2025
Deportes | A propósito, por Jaime García Elías

* “El Muchacho”

A propósito, por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

Menos mal que los turcos no se habían hecho demasiadas ilusiones...

Sin renunciar de antemano a la nueva hazaña que hubiera significado avanzar hasta la final de la Eurocopa; sin cancelar la posibilidad de “asegundar”, después de dejar a la poderosa selección croata en la cuneta; sin resignarse a que la historia los condenara al papel --digno, pero triste-- de “carne de los leones”, los otomanos se enfrentaron a los alemanes (grandes favoritos para ganar el título, especialmente después de que Holanda e Italia quedaron fuera de combate) con hombría, entereza y buen futbol. Jugaron sin complejos. Obligaron a los teutones a escribir una página de oro en su historia reciente, con una victoria agónica, conseguida en el último minuto

Los germanos celebraron el triunfo con efusiones más propias de latinos que de sajones. Señal de que vieron el resultado como una proeza. La euforia de sus festejos hace pensar que dejaron muy poco para el domingo, si se cumple la vieja definición de futbol: “Un deporte en que dos equipos, de 11 jugadores cada uno, disputan la pelota con los pies... y en que al final siempre ganan los alemanes”.

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Ayer mismo, en las notas previas al encuentro de semifinales, la prensa turca dio salida a la moderación y la ecuanimidad. Uno de sus titulares era un himno a la resignación: “Te decimos ya adiós, Alemania”. Otros, pese a que los especialistas hacían favoritos a los teutones, invitaban a dar el extra: “Sorpréndannos una vez más”; “Confiamos en ustedes”; “Hasta los sueños de hacen realidad”, rezaban algunos de los encabezados principales de las secciones deportivas. Uno iba más lejos: “Si el objetivo es la Copa --decía--, Alemania no es más que una etapa”.

El otro finalista, como de sobra se sabe, saldrá del encuentro que disputarán hoy España y Rusia. Las dos escuadras acrecentaron sensiblemente sus posibilidades de hacer historia en el certamen, al dar sendas resonantes campanadas en la etapa precedente: España al sacudirse, por fin, la maldición gitana que parecía condenarla a perder con Italia cada vez que sus caminos se cruzaran, y Rusia al colgarle el cascabel en el pescuezo a Holanda, que desde la presentación de sus cartas credenciales se adueñó, a base de un juego espectacular y efectivo, del papel de “El Muchacho de la Película”... aunque sea otro el que se case con “La Muchacha”.

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