Deportes | Por Jaime García Elías * Chapuza A propósito por Jaime García Elías Por: EL INFORMADOR 28 de noviembre de 2009 - 01:59 hs En una cosa tiene razón Jared Borgetti: el futbolista profesional es muy proclive a la simulación; busca, por sistema, la ocasión de impresionar al árbitro, enfundándose el sambenito de la víctima, con la deliberada intención de sacar ventaja; el “fair play” --tan cacareado por la FIFA-- no se encuentra en su vocabulario... ni, mucho menos, en su personal jerarquía de valores como profesional del deporte. Y en algo está equivocado el veterano atacante: esos vicios, ciertamente censurables, ciertamente muy generalizados en estos pagos, no son, sin embargo, privativos del futbol mexicano. * Las declaraciones de Borgetti fueron el enésimo corolario del incidente de la semana: el grotesco “clavado” --al decir de los críticos más puntillosos-- que supuestamente se tiró Jaime Lozano en el chapoteadero del área, para conseguir, en forma desleal, mentirosa, chapucera, antideportiva, el penalty que él mismo convirtió en gol y registró en el marcador final (4-4) del Puebla-Cruz Azul de hace una semana. Unos días antes había estado en el candelero, en el foco de la polémica, la mano de Thierry Henry, en el partido de la eliminatoria que dio a Francia --en perjuicio de Irlanda-- el boleto para el Mundial de Sudáfrica-2010: una acción que dio pie a una discusión bizantina, a nivel mundial, y a una protesta formal de la federación irlandesa (más interesada, obviamente, en lucrar con el escándalo que suscitó ese lance, que en preservar la pureza del futbol y en salvar al Mundial en puerta del pecado original de admitir a un invitado que está por colarse al baile con un boleto robado). * Borgetti dijo lo que dijo, en la fase final de una larga carrera en las canchas. Pudo haberlo dicho en una etapa temprana de la misma, como aviso para los observadores, como lección para los aficionados, como alerta para los críticos, como llamada de atención para los árbitros. Lo dijo cuando ya va de salida; cuando seguramente ya sacó el mayor beneficio posible de la malicia suya y de sus colegas, y del candor --por decirlo amablemente-- de los árbitros (incluidos sus auxiliares) o de su imposibilidad física para apreciar de manera inequívoca todas las acciones que se producen en un partido, y para emitir sentencias que dejen conformes a todas las partes. Sigue vigente el aforismo de Armando Nogueira: “Los árbitros son buenos ladrones crucificados en medio de dos cristos”. Temas A propósito Jaime García Elías Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones