* Arias

Tiene razón Paco Ramírez: puede ser que a un equipo le hagan cinco goles (de hecho, hace poco el América le hizo siete, en una sentada, al Toluca), y no por eso se acaba un proyecto...

Sin embargo, la paliza del América al Toluca fue interpretada como un accidente en el historial reciente de los “Diablos Rojos”. En cambio, cuando al Guadalajara le hizo cuatro goles el San Luis, la semana pasada, al malhadado proyecto profesional de Paco con el equipo más popular de México... sólo le faltaba la gota que derramara el vaso.

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La designación de Raúl Arias como nuevo timonel del “Rebaño Sagrado” --la noticia del día, después del cese (disfrazado de renuncia) de Paco--, tiene lógica...

Aunque Raúl --quien fue, por cierto, jugador del Guadalajara en uno de los últimos capítulos de su carrera como futbolista-- tiene un título en su historial como timonel, su mayor prestigio lo ha adquirido por su probada capacidad para aprovechar al máximo las escasas riquezas y disimular las notorias limitaciones de planteles más bien modestos. Verbigracia, San Luis y Necaxa.

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Un técnico así, capaz de ordenar equipos desdibujados, de anteponer los resultados al oropel, de preparar antídotos para enfrentarse a rivales teóricamente superiores, y de conseguir, a como dé lugar, los puntos que con urgencia se requieren para poner tierra de por medio con respecto a la amenaza del descenso --aunque haya que archivar por un tiempo el cuento chino de la “filosofía Chiva” (whatever that means...)--, es lo que el Guadalajara actual pide a gritos.

Así pues, aunque los memoriosos recordarán que fue campeón con el Necaxa en el Invierno del ´98, y que se coronó precisamente en el Estadio Jalisco, frustrando la fiesta que el Guadalajara había preparado para la ocasión, tanto los expertos como los simples aficionados saben que el nombre de Raúl Arias está asociado con el de equipos chicos: justamente lo que es el Guadalajara con su plantel actual... a pesar de las aseveraciones de que había alcanzado un excelente nivel físico y futbolístico merced a los partidos de pretemporada disputados contra rivales europeos de segunda categoría y en canchas (igualmente europeas) de tercera, y de que había alcanzado la gloria con las manos al empatar --en un partido amistoso en Estados Unidos-- ante el Barcelona: nada menos que el mejor equipo del mundo.