Sábado, 18 de Mayo 2024
Cultura | Por: Enrique Navarro

Visiones de Atemajac

Un renovado ex Claustro de Santa María de Gracia (4)

Por: EL INFORMADOR

Vino enseguida el proceso de exclaustración. La comunidad de religiosas, sin embargo, regresó al convento en un par de ocasiones. Primero sólo por un año: de enero de 1866 a enero de 1867. El licenciado Reynoso nos dice que después “se desbanda la comunidad y se refugia fragmentada en casas particulares y el convento sufre robos y destrucción y se destina a casas de vecindad (…).

En 1874 se reúne nuevamente la comunidad, en una reducida parte de lo que había sido su amplísimo convento. Más tarde, también de este reducto fueron desposeídas, pero todavía pudieron celebrar con pompa y júbilo, como lo habían hecho dos siglos anteriores, el tercer centenario de la fundación de su comunidad en 1888, cantando la misa el Dr. D. Atenógenes Silva y predicando el Obispo de Puebla Dr. Francisco M. Vargas, que hizo el viaje ex profeso, para el acto de acción de gracias”.

Finalmente, en medio del episodio de la Revolución, sobrevino la exclaustración definitiva. Esta comunidad de dominicas sobrevive hoy en día, en una sede moderna ubicada en el anexo del Templo del Sagrado Corazón sobre la Avenida López Mateos de Guadalajara.

Ya en las primeras décadas del siglo XX, el ex claustro de marras fue habilitado como un edificio de oficinas del tamaño de una manzana de la traza moderna. Se aprovecharon sus dos niveles y diseñaron cuatro fachadas de corte neocolonial parecidas a las que ostenta el vecino edificio del Poder Judicial.

No estaban mal las fachadas: sus proporciones eran armoniosas y las tipologías de marcos y ventanas guardaban cierta relación con el entorno. Además, en las esquinas de Belén con Independencia y Juan Manuel se podían apreciar un par de remates atractivos.

El edificio sirvió de cuartel, Presidencia Municipal y Cruz Verde. Poco duraron las cosas: en 1937 el edificio sufrió modificaciones, un tercer nivel y un inexplicable desdibujamiento de las fachadas,con lo cual, emergió el árido aspecto de “cajón de zapatos” que hoy conocemos. Las fachadas actuales no reflejan en absoluto al claustro colonial y a la Escuela de Arte. Ojalá que, al igual que las obras de remodelación del interior del edificio, en una siguiente etapa, el exterior también sea atendido.

La antigua Escuela de Artes Plásticas ocupa desde el año de su fundación -1953- el edificio en cuestión. Muchos han sido los episodios, las etapas educativas y culturales que la entrañable escuela ha vivido. Muchos personajes y maestros de la vieja guardia legaron corazón y saberes.

La incrustación de la oficina de Correos ha sido, por sí sola, un episodio aparte, pues implicó la división del patio principal por una barda absurda, finalmente demolida hacia fines de la década de los noventa del pasado siglo, lo cual, hoy nos permite que apreciemos un amplio y bello claustro plenamente liberado.

En los primeros años de la presente década, además, el edificio fue reestructurado totalmente. El desgaste natural, su uso sin tregua, más un par de inquietantes temblores así lo exigieron.

Hacemos votos para que la oficina de Correos desocupe la esquina sur-oriente de la planta baja del edificio. Se trata de una cohabitación torpe y desafortunada. La escuela dispondría de un espacio adicional obviamente necesario para atender la creciente demanda de estudiantes. Correos se ubicaría en una sede funcional. Salvo este aspecto, hoy en día, gracias -repito- a la afortunada remodelación de que el patio principal, sus arcadas y corredores, así como las oficinas y las aulas son objeto, podemos disfrutar una renovación física de la Escuela de Artes. El exclaustro se dignifica.

navatorr@hotmail.com

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