Un recorrido por las costumbres, a través del cristal

GUADALAJARA, JALISCO (26/ENE/2011).- Jarrones, floreros, copas, ceniceros,  joyeros, platos, vasos, candelabros, fruteros, prismas, relojs, licoreras, un juego de ajedrez y más objetos integran la exposición Destellos del cristal, un gusto tapatío, que se inaugura esta noche, a las 20:30 horas, en la Casa Museo López Portillo (Liceo 177, Centro Histórico).

La muestra es el resultado de la convocatoria lanzada por el Comité para el decimoquinto  aniversario del bazar El Trocadero, que cada domingo se instala en la Plaza de la República (Avenida México, entre las calles Pedro Buzeta y Alfredo R. Plascencia).

La participación de los anticuarios y coleccionistas a presentar piezas de cristal fue mínima, señala el organidor de la muestra José Luis Montiel.
Sin embargo, destaca que se logró reunir más de un centenar de objetos, pero uno de los problemas fue que los participantes inscribieron piezas de vidrio y no de cristal.

Las diferencias entre ambos materiales es  notoria por detalles como la transparencia y su reverberancia, es decir, el sonido que se produce cuando se chocan dos copas de cristal.

“En lo general, el vidrio tiene un ligero tono verde, porque para su elaboración se emplea el hierro; en cambio, el cristal requiere de óxido de plomo”, explica Montiel.

El organizador del bazar El Trocadero comenta que los asistentes a la exposición verán 127 piezas de auténtico cristal y realizarán un recorrido por los diferentes momentos de la sociedad tapatía, ya que las piezas elegidas datan desde siglo XVIII hasta el XX. Además se presentarán objetos de los años sententa y ochenta, que fueron hechos en el territorio nacional.

Una pieza del siglo XVIII

La exposición incluye un aceitero o perfumero del siglo XVIII. Su color turqueza resalta entre las 126 piezas.
“El perfume entonces era un artículo de ostentación y no fue hasta los años cincuenta cuando se volvió popular”, destaca el representante de El Trocadero y apunta que el perfumero del siglo XVIII es una prueba de lo valioso de las escencias, así como de los métodos empleados para su resguardo.

Además, se incluyeron piezas del Porfiriato como copas y jarrones con grabados barrocos, que eran clásicos en las casas de las familias de los tapatíos de la clase alta.

“Es muy apreciado porque el grabado no era sencillo”, apunta Montiel.
Otro de los aspectos son obras contemporáneas, como prismas y la escultura de una mano sin uñas, además de figuras circulares, triángulos y cuadrados en tonos azules y verdes.

El recorrido por la Galería Gabriel Flores de Casa Museo López Portillo permitirá conocer las clases de cristal y sus fabricantes, ya que las diferencias saltan a la vista entre las piezas de origen inglés y las italianas.

Los colores son otro elemento a resaltar, ya que las piezas moradas y rojas eran de las más costosas por los complicados procesos para teñir el cristal.
Algunos jarrones parecen de cerámica, pero no es así, se trata de cristal fuera de la línea de producción, el cual está cortado a mano y su precio es elevado.

Para Montiel, el cristal estuvo durante mucho tiempo en el gusto de los tapatíos, porque representaba una imagen de abundancia y riqueza económica.
 Destello del cristal, un gusto tapatío permanecerá hasta el 20 de febrero en la Galería Gabriel Flores del recinto ubicado en la calle de Liceo 177, esquina San Felipe. La mayoría de los objetos expuestos están a la venta y el pago será en su totalidad para el propietario de la obra.

Destellos del cristal, un gusto tapatío / Hoy, a las 20:30 horas / Casa Museo López Portillo, Liceo 177 / Entrada libre