Por la “resignificación” de los espacios

GUADALAJARA, JALISCO (09/FEB/2011).- Tuvo que pasar más de un año para que el Bosque In-Móvil de Jorge Jurado encontrara una morada tras haber sido la pieza ganadora de la Bienal Internacional de Escultura, organizada por el Museo de las Artes.

Hoy, al paso de ocho meses de la instalación de la pieza en Santa Cecilia, ha llegado el momento de celebrar la segunda bienal, con una exhibición de proyectos en el museo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), siguiendo el mismo protocolo que el escultor jalisciense realizó hace dos años.

En esta ocasión, el encuentro escultórico –que supone una vez más la creación de la pieza ganadora, para colocarla posteriormente en un sitio emblemático de la ciudad–, reúne el trabajo de 15 creadores e igual número de piezas, seleccionados entre más de un centenar participantes aproximadamente.

“La bienal que organizamos tiene como objetivo ‘resignificar’ los espacios urbanos, por medio de la ubicación de esculturas monumentales en áreas públicas, que enriquezcan la vida de los ciudadanos y los visitantes, pretendemos que sea una celebración del espacio público” dice Suny Ramírez, directora del Museo de las Artes, mientras detiene el envío de correos electrónicos para confirmar la asistencia de los jurados.

“Hace tres años, cuando hicimos la primer bienal, tuvimos mucha aceptación, pero ahora las expectativas nos han rebasado”, añade.

La cincelada del futuro

La segunda bienal que tendrá lugar el jueves y viernes en las instalaciones del Musa tiene un programa esquemático. Primero, el jueves a las 11:00 horas, los jurados tendrán que seleccionar cuatro obras (un ganador y tres obras con mención honorifica) de las 15 maquetas que la curadora Bélgica Rodríguez ha preseleccionado, entre los más de 115 proyectos que se recibieron en la convocatoria.

Después, la Universidad de Guadalajara, que cuenta con 300 mil pesos de presupuesto para la organización de este evento, le entregará el viernes un cheque por 150 mil pesos al ganador y las facilidades para que realice la obra.
“Nosotros lo que tenemos que hacer es sacar otra convocatoria para que le entren los patrocinadores y se hagan las demás… ojalá que le entrarán los ayuntamientos y el gobierno del Estado, que inviertan ahora que tendremos turismo para los Juegos Panamericanos”, explica Ramírez.

La directora del Musa recuerda que hace nueve años, cuando empezaban los simposios, “las esculturas en Guadalajara se contaban con los dedos de las manos y te sobraban dedos. Ahora tenemos otra opción, que tiene que ir de poco a poco, porque no hay el suficiente dinero que quisiéramos”.
Al final, Suny Ramírez espera el jueves con ansia para mostrar las propuestas de los creadores; en tanto que las esculturas, aguardarán que alguien las contemple para ver si hay posibilidad de que encuentren un espacio en la ciudad.

La historia como punto de partida

Suny Ramírez es una mujer delgada con cabellos rojos persa, cuenta que desde 2002 la Universidad de Guadalajara comenzó a hacer simposios de escultura, que poco a poco fueron ganando adeptos de los artistas del cono Sur.
“Empezamos con Cuba y Argentina, ya después se fueron sumando”. En dichos eventos, la escultura tenía el lugar que debería, “es un arte, lo que pasa es que en Guadalajara somos muy moneros, nos gusta poner monos donde sea, pero apreciamos poco la escultura contemporánea”, dice.

Fue así que en 2008, después de cinco simposios consecutivos, el Musa organizó la primera bienal internacional, cuya obra ganadora fue Bosque In-Móvil del tapatío Jorge Jurado y cuya pieza se encuentra en el Parque Juan Soriano, en Santa Cecilia, cubriendo así otro de los objetivos del certamen: llevar la escultura a los “lugares deprimidos” dice Ramírez.

“La escultura se vuelve un referente para la ciudad donde se instala y un detonante de ciudadanía. Nosotros llevamos la obra y la comunidad la adopta, la cuida. Ahora nos enteramos que la comunidad acaba de pedirle al Ayuntamiento de Guadalajara que le instale una biblioteca. Cada que vamos a ver la obra nos llena de gusto que la gente se tome fotos ahí, que se haya construido un parque, que se reactiven las economías de las colonias gracias al arte”, advierte.


Los seleccionados

 Claudia Anabella, de Italia, con Freedom.
 Eduardo Andaluz Faraone, de Argentina, con Thaya.
 Andrés Arámbula Campa, de México, con Libertad en Batkún.
 Henk van Bennekum, de Holanda, con Triumphal arch.
 Juan José Blanco, de Cuba, con Tierra y libertad.
 Germán Botero, de Colombia, con El sueño de la pirámide.
 Jaime Rafael Carbo Marchesini, de México, con Verdadera libertad del ser.
 Hernán Dompé, de Argentina, con Totem.
 Marie-Paule Haar, de Bélgica, con Liberté.
 Lewis Kant Roterman, México/Argentina, con Memorial en honor y homenaje.
 Gricelda López Paredes, Chile, Espacio franqueable.
 Óscar Ortiz Maldonado, México, Antorcha libertaria.
 Fernando José Pinto Castro, Colombia, Libertad de oro.
 Amparo Rodríguez, México, Flor de fuego.
 Marta Rodríguez, Venezuela, Rebozos