Viernes, 26 de Julio 2024
Cultura | Por Carlos Lara G.

Los anteojos de Baskerville

La tecnología en clave cultural

Por: EL INFORMADOR

Un estudio reciente de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y Opinión Pública ha dado a conocer el ranking de las 100 marcas más valiosas del mundo. Encabezan la lista empresas mundiales de la industria de las telecomunicaciones tales como Google (por tercer año consecutivo), Microsoft, IBM, Apple, China Mobile, General Electric, Vodafon, etcétera. Se trata del valor en dólares que representan las marcas, una combinación de datos financieros e investigación sobre consumidores y usuarios, que se calcula sumando todas las utilidades que la marca espera tener, una especie de almacén de ganancias futuras. Lo anterior nos hace más digerible la idea de que en la actualidad, de las 100 economías más poderosas del mundo, 50 son empresas corporativas y ya no precisamente naciones.

Lo anterior nos demuestra el enorme desarrollo de los medios tecnológicos de comunicación en el mundo. Un desarrollo que demanda otra mirada que no sea la del estudio de los medios como aparatos discursivos del poder y reproductores sociales; una mirada que los asuma como productores y parte constitutiva de las culturas. La tecnología sólo ha sido pensada en clave cultural los últimos 25 años, en el momento que se evidenció la afirmación del filósofo alemán Martin Heidegger de que la esencia de lo tecnológico no era algo técnico, sino el modo cómo el hombre se produce a sí mismo. Algo que también un destacado polaco, Juan Pablo II, señalara en su momento, al afirmar que el hombre al crear cultura se creaba a sí mismo.

El avance tecnológico y el empoderamiento de las empresas de comunicación en el mundo, en efecto, tienen un impacto en la política y en la cultura. A la primera la ha reducido a un simple aparato administrativo y electorero cada vez más vacía de contenidos. En el terreno de la cultura, si bien ha impulsado el desarrollo de un consumo cultural homogéneo, le ha dado herramientas de difusión y consolidación. También ha modificado la relación entre política y territorio, de tal manera que, como señala el estudioso de los medios Martín Barbero, "las únicas políticas que merecen llamarse públicas son las ejercidas desde los municipios. Y para observar esto, no hay más que ver la transformación de los centros de las ciudades, donde se trazan las políticas culturales desde y a partir de lo social. Y es que el actor principal de las políticas culturales, el estado-nación, ha sido desplazado por el municipio y su vida social.
Las grandes transformaciones contemporáneas de los últimos 30 años en los terrenos de la política, la tecnología, el territorio, la comunicación y cultura nos invitan a revalorar el desempeño de los medios de comunicación y el valor social de la cultura. Es necesario pensar la tecnología en clave cultural para el desarrollo de políticas culturales, por lo que representan estos dos campos en los procesos de comunicación, difusión y consumo cultural. Quizá sea necesario concebir un entorno comunicativo más amplio y revalorar, como muchos expertos señalan, la información y el conocimiento. Pensar en la cultura a partir de la tecnología es pensar no sólo en la parte hegemónica y en el avasallamiento de las culturas, sino también en el aprovechamiento de sus ventajas en el terreno de la difusión y el consumo cultural, así como en el fomento del diálogo entre culturas.

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