Literatura que se va de viaje

GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2014).- Un libro puede ser un viaje y viceversa. Así lo muestra Eugenio Partida en su más reciente libro, editado por Almadía y por Producciones, 'El Salario del Miedo'. Un título compuesto por una serie de crónicas, donde el tema central es el viaje, "hay una fascinación en el hecho de alejarte del lugar donde naciste y donde has pasado la mayor parte de tu vida, es decir, el referente con el que observas el mundo y a los otros seres humanos. Para mí el viaje se trata de ver imágenes, en ser una especie de cazador de imágenes nuevas, una especia de aventura y sorpresa porque no sabes lo que vas a encontrar y no sabes qué es aquello que se va a disparar y se va a convertir en literatura". Pero los viajes relatados en este libro no representan el placer, sino el exilio voluntario, una especie de huida que ayuda al escritor en su labor "hay una sensación en el viaje de huida, de escapar. Buscar algo que no sabes qué es", señaló Partida.

Hacer una crónica de un viaje, aunque se trate de algo personal, involucra al género del periodismo, pero también al de la literatura, creando una especie de lugar híbrido donde ambos habitan. "El escritor, aunque esté haciendo periodismo o esté haciendo ficción, está sujeto a las leyes de la narrativa. Finalmente uno tiene que resolver los textos con los trucos de la ficción, es decir, estas crónicas son híbridas porque no hay género puro; resuelvo algunas situaciones de manera imaginaria porque conviene al texto, no porque intente tergiversar la realidad. No me interesa transmitir una crónica real, sino la impresión que yo tuve al estar en esos lugares", señala Partida.

Para Eugenio, la crónica es también una manera de narrar el viaje muy cómoda, "me siento muy cómodo en la crónica, primero la abordé de una forma errónea: traté de escribir sobre el lugar donde estaba. Paul Bowles dice que hay escritores que viajan y viajeros que escriben, pues yo era un viajero intentando escribir, pero me di cuenta que tenía que abordarlo de otra manera, o sea, a la manera del escritor que viaja, hablar más de mí en vez de hablar del lugar donde estaba. Así abordé la crónica de manera más satisfactoria".

De todas las crónicas reunidas en este título, para Partida la más significativa relata algunos viajes ocurridos en su infancia "el texto más significativo es el de 'Viaje', que es precisamente un viaje que yo hice cuando tenía siete u ocho años. Yo estaba en la primaria donde tenía compañeros de mayor edad. Pues el viaje lo hice con ellos de trampas en un tren. Fuimos de Ahualulco a Ameca. Ese viaje fue para mí completamente extraordinario. Nos hicimos la pinta y al regresar a casa me pusieron una tunda. Yo por la noche me sentía satisfecho, había descubierto mi vocación; cuando fuera grande sería un trampa viajando en tren y conocería todo el mundo".

Muestrario de influencias

"Mi muestrario de influencias es, definitivamente, Paul Bowles, pero también los libros que leí de niño como Jack London y Julio Verne. También leí de niño las crónicas de los descubridores españoles, porque al final son crónicas de viaje. Bernal Díaz del Castillo, Hernán Cortés, los diarios de Colón. Para mí eran libros muy atractivos. Ahí puedes encontrar cosas como del realismo mágico: los relatos de Cristóbal Colón cuando van por el océano y ven a los peces como si fueran monstruos marinos. Crónicas atractivas que para mí son influencias en este libro", finalizó Partida.

EL INFORMADOR / CARLOS ARMENTA