Cultura | Está integrado por un esqueleto, rodeado por más de un millar de huesos Hallan entierro de más de 500 años en Templo Mayor Es el primero en el que se observa el esqueleto de una persona adulta acompañado por piezas óseas humanas de diversas edades Por: SUN 6 de agosto de 2012 - 16:56 hs El entierro descubierto se halla a unos cinco metros de profundidad respecto al nivel de calle. EL UNIVERSAL - INAH / CIUDAD DE MÉXICO (06/AGO/2012).- Un entierro de más de 500 años de antigüedad, integrado por un esqueleto, rodeado por más de un millar de huesos de niños, jóvenes y adultos, fue localizado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia en el Centro Histórico de la Ciudad de México, al pie de lo que fue el Templo Mayor de la antigua Tenochtitlan. Este hallazgo es único en su tipo y se registra por primera vez, aunque con anterioridad se habían encontrado otros enterramientos múltiples de la cultura mexica, este es el primero en el que se observa el esqueleto de una persona adulta acompañado por piezas óseas humanas de diversas edades, destacó el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH. En un comunicado del INAH se añade que además de los restos óseos, se encontró una estructura circular de tezontle que contenía un tronco, el cual por su ubicación, correspondería a uno de los árboles ‘sagrados’ asociados a lo que fue el adoratorio a Huitzilopochtli, y a la plataforma circular —descubierta en 2011— que se determinó es uno de los cinco cuauhxicalco (edificio ceremonial) que tuvo el recinto sagrado de Tenochtitlan. Dicha estructura se detectó frente a la plataforma con cabezas de serpiente (localizada en 2011), a dos metros de distancia aproximadamente, y con dirección a donde estuvo el adoratorio de Huitzilopochtli, dios mexica de la guerra, lo que sugiere que se trata de uno de los árboles ‘sagrados’ del recinto ceremonial de Tenochtitlan. “Los mexicas creían que había cuatro árboles que ‘sostenían’ los nueve niveles de la bóveda celeste y eran los conductos del cosmos. A través de sus troncos huecos llegaban al mundo las influencias benéficas y dañinas que los dioses enviaban, quienes eran responsables de causar severos daños y, al mismo tiempo, de dar todos los bienes”, agregó Barrera. “Dicho hallazgo confirma lo que las fuentes históricas describen, aunque por el momento ignoramos las funciones específicas de este tronco —de 2.2 metros de largo y 40 cm de grosor—, por lo que el arqueólogo Edgar Nebot García, del Museo del Templo Mayor, continúa la excavación e investigación de la estructura circular que lo rodeaba, con el objeto de dilucidar su relación con el cuauhxicalco y con lo que fue el adoratorio a Huitzilopochtli”, puntualizó el responsable del PAU. Este descubrimiento ocurrió durante las labores que se realizan en el predio denominado Plaza Manuel Gamio, para la creación de un vestíbulo de acceso a la Zona Arqueológica y Museo del Templo Mayor. El hallazgo fue descubierto a unos cinco metros de profundidad respecto al nivel de calle, bajo un piso de lajas de basalto que corresponde a la etapa constructiva V del Templo Mayor, que abarca de 1481 a 1486, de modo que los especialistas estiman que las osamentas datan de ese periodo. Describió Barrera que “los huesos estaban depositados directamente sobre la tierra; el esqueleto completo se halló en el costado poniente del espacio funerario —de 1.9 m de largo y 65 cm de ancho—, en tanto que el resto de los huesos se encontraban alrededor de éste, algunos de ellos agrupados en pequeños conjuntos; las costillas y los fémures”. Por su parte, la antropóloga física Perla Ruiz, encargada de la excavación, abundó que el esqueleto completo corresponde a una mujer joven, lo que se ha determinado por la forma del cráneo y de la pelvis y tras concluirse la extracción de los restos se contabilizó un total de mil 789 huesos, entre los que se han identificado 10 cráneos, tres de niños y siete de adultos, así como algunas vértebras y esternones con posibles huellas de corte. Por la cantidad de piezas óseas, los investigadores creen que fueron exhumados en esa época de algún otro lado, lo cual se determinará con exactitud con estudios de fechamiento. Ruiz añadió que todos los restos oseos fueron enviados al Laboratorio de Antropología Física del Museo del Templo Mayor, donde serán sometidos a análisis osteológicos, para determinar aspectos como el número exacto de individuos que conforman la ofrenda, el sexo y edad de cada uno de ellos, patologías y marcas que determinen el tipo de actividades a las que se dedicaron en vida. Por su parte, Rocío Morales, arqueóloga encargada de la investigación del entierro prehispánico, indicó que entre los objetos encontrados hay una pequeña olla de cerámica, que se halló del lado izquierdo de la osamenta completa, además de diminutos fragmentos de carbón. “Una vez terminadas las obras de infraestructura del nuevo vestíbulo para la Zona Arqueológica y Museo del Templo Mayor, el tronco y su estructura circular, serán exhibidos en el espacio donde fueron encontrados para disfrute y conocimiento de los visitantes”, concluyó Raúl Barrera. 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