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Cultura | A través de crónicas noveladas el autor narra cambios de hace más de 30 años

Fabrizio Mejía Madrid reconstruye los ochenta

A través de crónicas noveladas el autor narra cambios de hace más de 30 años que prevalecen

Por: EL INFORMADOR

El escritor apunta que en su libro, el límite entre crónica y novela no está establecido. EL INFORMADOR / E. Barrera

El escritor apunta que en su libro, el límite entre crónica y novela no está establecido. EL INFORMADOR / E. Barrera

GUADALAJARA, JALISCO (5/DIC/2014).- Dicen de los ochenta que es una década horrorosa. Pero esto no le importa al cronista y novelista Fabrizio Mejía Madrid que presentará su nuevo libro 'Arde la calle', un conjunto de crónicas que reconstruyen esta década, a poco más de treinta años de distancia. Pese a la elección de crónica, Fabrizio apunta que entre ficción o verdad no hay un límite definido "no establezco ninguna diferencia o límite entre crónica y novela, de hecho me inventé un término que salió en una entrevista con Carmen Aristegui, cuando ella me insistía mucho entre la verdad y la mentira, yo dije 'crónicas noveladas' o 'novelas cronicadas' que creo suena menos feo. El punto es que no hay límite formal ni discursivo entre novela y crónica. ¿Qué es 'A sangre fría'? Pues es una novela pero también es una crónica periodística. La crónica tú la puedes encontrar en los textos de Ibargüengoitia o en García Márquez que tiene crónicas casi canónicas. La primera crónica de él es en el 47, publicada en Barranquilla. Habla sobre el reloj de un pueblo que se había detenido por orden de los militares, después del bogotazo. Es la crónica de cómo ese reloj vuelve a funcionar. Tú la lees y ahí está la nota, pero en realidad es poesía. Se puede considerar una crónica pero también una especie de lírica. Los límites están dados por el tema. Algunos deben ser más periodísticos porque tienen que enterar a la gente. En el caso de mi novela de Díaz Ordaz había que enterar a la gente de un montón de cosas que descubrí. En el caso de 'Arde la calle', como es toda una generación yo lo que hice fue escarbar en mi memoria".

El libro narra algunos cambios muy precisos que surgieron en dicha década, pero sobre todo, los cambios que han prevalecido hasta hoy. Se concentra, entonces, una pregunta importante en sus líneas "todo libro es tratar de condensar una buena pregunta. La pregunta de este libro es ¿qué de lo que vivimos ahora estaba ya en los ochenta?", dijo Mejía Madrid. Según el autor, estos cambios son en la educación sentimental dada por la música, en sucesos de naturaleza social y en la entrada de la tecnología, "la educación sentimental que se hizo a través del rock en español había sido fortuita, lejos ya de las traducciones de César Costa y de Angélica María. Era la primera vez que se hacían canciones en español para nosotros. Ser adolescente era sentir que cada canción te hablaba a ti, algo bastante extraño. Por otro lado cambios sociales, la huelga de la universidad nacional, la candidatura del Cuauhtémoc Cárdenas y el terremoto en la Ciudad de México. Experimentos de la ciudadanía muy importantes. Por último, la tecnología de los ochenta, que ahora es un poco risible, pero en aquel momento las casas se llenaban de microondas, videocaseteras, walkmans, casettes, los primeros celulares, las primeras computadoras personales".

Fabrizio ubica también cambios pero en lo cotidiano, en la intimidad "una de las crónicas es sobre sexo. La posibilidad de tener un videocasete con una película porno era una experiencia que no se repitió nunca: tenías que conseguir el video casete de alguna manera y además tenías que conseguir alguien que tuviera una videocasetera, porque no eran baratas ni abundantes. El porno se veía en colectivo y era una cosa calenturienta muy rara e incómoda. Ahora el porno es individual. Los chavos lo hacen a escondidas de su mamá, como debería de ser. Además de esto, el sexo tenía otro problema: había que pasar siempre por una farmacia porque si no te contagiabas de algo que se llamaba SIDA, que no sabíamos bien a bien ni cómo se contagiaba. Hasta finales de la década ya era normal traer condones en la cartera".

Los horribles ochenta


Si bien los ochenta no son la época dorada, como sucede en el imaginario con los cuarenta y cincuenta, para Mejía Madrid son muy importantes "Sí son los suficientemente importante. Visualmente sí es un poco estrafalario, si miras los videos de los ochenta, que ahora les ponen 'clásicos', veías en ellos esto que decía José Emilio Pacheco del videoclip como las nupcias entre la publicidad y el surrealismo. La moda era estrafalaria, todo. Madonna no era una mujer bonita".

EL DATO

Fabrizio Mejía Madrid presenta:
'Arde la calle'
Día: 5/DIC/2014
Hora: 20 hrs.
Lugar: Salón 1

EL INFORMADOR/CARLOS ARMENTA

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