Domingo, 12 de Octubre 2025
Cultura | En entrevista, la periodista habla sobre su libro 'La verdadera noche de Iguala'

El caso Iguala es la regla, no la excepción: Anabel Hernández

En entrevista, la periodista mexicana habla sobre su libro 'La verdadera noche de Iguala'

Por: EL INFORMADOR

Libro. El ejemplar es muestra del trabajo que realizó la reportera a su regreso al país. EL INFORMADOR / M. Vargas

Libro. El ejemplar es muestra del trabajo que realizó la reportera a su regreso al país. EL INFORMADOR / M. Vargas

GUADALAJARA, JALISCO (20/DIC/2016).- El horror en Iguala sigue. Como si la noche del 26 de septiembre de 2014, en la que desaparecieron 43 normalistas y fallecieron seis personas, se hubiera perpetuado los últimos dos años por medio de abusos y torturas hacia nuevas víctimas, todo con tal de ocultar evidencia y fabricar una historia ficticia. Así lo asegura la periodista mexicana Anabel Hernández en su más reciente libro “La verdadera noche de Iguala” (Grijalbo), en donde rechaza la versión oficial que se dio del caso —que responsabiliza del hecho a los alcaldes de Iguala y el grupo “Guerreros Unidos”— y asegura que lo que realmente pasó es que los estudiantes viajaban en un autobús cargado de droga de un capo de la región, quien pidió ayuda a la Policía Federal y el Ejército para recuperarla.

“Presuntamente llama por teléfono a los mandos del 27 batallón de Infantería y les ordena que vayan a recuperar su mercancía, que para eso estaban en su nómina. Les ponchan las llantas, y la versión que tengo es que cuando intentan recuperar la droga, que estaba en un compartimiento, los normalistas estaban ahí, ven lo que pasa y es donde se decide su desaparición”, señala Hernández, en lo que describe como la investigación más importante y complicada que ha hecho en sus 23 años de carrera, más que “Los Señores del Narco”.

Volver a México, a Iguala

Anabel Hernández cuenta que dejó México tras cuatro años de amenazas. Fue aceptada en la Universidad de Berkeley para averiguar sobre un cártel mexicano en Estados Unidos, pero decidió cambiar el tema al ver que la versión del Gobierno sobre el caso de los 43 normalistas desaparecidos no se basaba en pruebas periciales y las declaraciones de los confesos no tenían coherencia. “Cuando empiezo a ver las protestas, los padres de familia destrozados  y  las reacciones tan absurdas me hicieron querer investigar, porque si de verdad estaba involucrada la delincuencia organizada, pensé que quizá yo tenía algunas herramientas, por mi experiencia, que podía poner al servicio de esta investigación”.

Hernández dice que llegó a la conclusión de que la verdad estaba en las calles de Iguala, por lo que tuvo que vencer su propio miedo  y viajar la ciudad con muy bajo perfil. “La gente me dijo que había patrullas de la Policía Federal bloqueando la calle Juan N. Álvarez cuando ocurría el ataque, les pregunté muchas veces, para la investigación el método que use es que no basta que uno lo diga, sino contrapuntear si esas versiones coincidían con otras, incluso investigué en contra de mi propia investigación, en cada hallazgo importante reporteaba si el documento pudiera ser falso”.

La periodista indica que se dio cuenta que el Ejército y la Policía Federal habían estado activos la noche del 26 de septiembre de 2014. “El secreto de lo que pasó es el C4 (Centro de Comando, Control, Comunicación y Computo), el eje que coordinó todo el ataque, el lugar donde se destruyeron las principales pruebas, por ejemplo los videos que manipuló el gobierno porque eran los encargados de las cuatro cámaras de seguridad que estaban en Iguala, en puntos clave”.

Anabel Hernández detalla en el capítulo dos, de los 12 que contiene el libro, los días previos a la tragedia, cuando los estudiantes comenzaron a tomar sin permiso camiones con el objetivo de asistir a la manifestación del 2 de octubre que cada año se realiza en la Ciudad de México. “Se los llevaban y los metían a Ayotzinapa, llevaban años haciendo eso, pero cuando toman esos dos camiones se reacciona de manera distinta y se hace todo un operativo de la policía Estatal y municipal. Cuando el 26 de septiembre salen, al minuto estaban siendo monitoreados. Si los muchachos hubieran sabido no los sacan de Ayotzinapa”.

Participó el Ejército…

La reportera explica que una vez que descubrió que había un C4 que vigilaba lo que pasaba en Iguala, se abocó a investigar sobre las responsabilidades de cada implicado. “Cuando hay un C4 quien tiene el control es el Ejército, evidentemente la policía municipal no va a decir oye ejército ve por esas personas, por la jerarquía de las instituciones, la gente de Tomas Zerón participó esa noche desde los primeros momentos. Están las pruebas de balística que realizó la Fiscalía General de Guerrero esa misma noche, entre 26 y 27 de septiembre, donde había casquillos repercutidos por las armas del Ejército, y fabricados por ellos, cartuchos que nadie más puede tener más que El Ejército, de acuerdo a una solicitud de información y transparencia que me respondió la Sedena”.

Sobre la versión de que los alcaldes de Iguala ordenaron los hechos, y sobre la confesión del grupo Guerreros Unidos, Hernández comenta que en todos los años que ha investigado sobre delincuencia organizada ellos no figuraban en el mapa. “Es un grupo pequeño pero no tenían la hegemonía”.

Denuncia fabricación de pruebas

Anabel Hernández dice que para el Gobierno ha sido tan importante que no se conozca esta versión, que durante dos años han fabricado pruebas y torturado a más de 100 personas. “Algunos detenidos en la banqueta, que les dicen ‘tú me gustaste para que seas miembro de Guerreros Unidos’, hay torturas terribles que incluyeron violaciones sexuales a hombres y mujeres detenidos, toques eléctricos, asfixia, en el libro publico los nombres, hay más de 50 funcionarios, marinos, policías federales que están investigados por cometer las torturas, 19 de ellos  ya está determinado en la PGR que sí cometieron violaciones a los derechos humanos. El propio Presidente protegió a Tomás Zerón de Lucio, que es el principal artífice, no sólo su gente participó esa noche, sino que ha manipulado pruebas. Si me preguntas si el Presidente Enrique Peña Nieto sabía esa noche lo que pasaba, seguramente no, pero cuando lo supo, en lugar de decidir de castigar a un grupo de militares y un grupo de policías federales, decidió encubrirlos y tapar los crímenes de esa noche, de esa forma el gobierno termina cometiendo crímenes aún más graves”.

La periodista considera que el caso es emblemático porque los horrores y abusos a derechos humanos han seguido estos últimos dos años. “A mí este caso me ha dejado la lección, de que el gobierno es el responsable, y cuando uno encuentra un caso ejemplo, lo que me ha pasado a mí es que ves que no son casos únicos, a la mejor el caso es la regla y no la excepción, por ejemplo en Iguala y Guerrero han desaparecido a tantas personas y se han encontrado tantas fosas clandestinas, estas fosas clandestinas no pueden existir si no es con la anuencia del Estado, de las instituciones más importantes que controlan esa zona, por eso el caso es tan importante y emblemático porque no es la excepción”.

Anabel puntualiza que esto ha demostrado que la PGR está rebasada. “Rompieron todas las reglas, violaron los derechos humanos internacionales que el gobierno de México está comprometido a proteger, ha sido un desastre, la sociedad debe salir de este egoísmo y preocuparse por  el destino de los demás, porque en ese destino de los demás nos va el propio”.

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