Cuarenta voces anegaron de energía el Expiatorio

GUADALAJARA, JALISCO (19/MAY/2011).- En la última década del siglo XIX los señores Pedro Loza y Pardavé organizaron un concurso entre los arquitectos para la construcción de un templo que lograra satisfacer las necesidades de la población. El arquitecto Adamo Boari, el mismo que construyó el Palacio de Bellas Artes en el Distrito Federal, fue la persona que resultó ganadora. En ese entonces nadie se imaginó que el templo que harían sería majestuoso, ni mucho menos imaginaron que el martes por la noche las bóvedas de ese impresionante edificio, llamado el Templo del Expiatorio, vibrarían con las 40 voces del Coro del Estado de Jalisco en el marco del décimo cuarto Festival Cultural de Mayo.

Ella lo sabía. Su nombre es Cristina Coronado y es contadora. Se sentó en la tercera fila; ahí donde las grandes columnas no estorban para ver el escenario en que se ha convertido el altar mayor. En el templo más gótico de la región, la misa de las ocho de la noche era la antesala de una fiesta que invitaba a la nostalgia. Ella, Cristina, iba a llorar un par de canciones y las otras las iba a disfrutar con una sonrisa. Ella, la misma que dejó el templo dos horas después emocionada, sólo dijo “soy fan del coro, nunca me pierdo una presentación; pero en lugares como estos uno siente que puede volar muy cerca del cielo, fue fabuloso”.

Delante de ella estaba Gloria Haro Luna, que salió corriendo faltando cinco minutos a las diez de la noche. Para ella “fue una majadería que cambiaran el orden del programa, pusieron lo mejor al final y me quedé con las ganas de verlo, pero es que si no me voy ahorita no voy a alcanzar camión y vivo hasta Paseos del Sol; me da mucha lástima porque me estaba gustando mucho”. Y es que, al comenzar el recital, el director del coro Sergio Hernández avisó de último minuto que la pieza West side history, compuesta por los sencillos Tonight, I feel pretty, Maria, America, One hand, one heart y Somewhere, que estaba contemplada para la mitad del recital tuvo que ser cambiada hasta el final del programa, “porque hemos preparado lo mejor para el final”.

La energía de la creación estuvo ahí, mientras los cantos en honor al país invitado del festival, Estados Unidos, recorrían los largos y oscuros pasillos del templo, la magia se iba creando poco a poco. Después de los primeros 40 minutos sin descansos, el coro, compuesto por caras que ya no son jóvenes, emitían sonidos fuertes, estables y que daban muestra de estar cada día más vivas. Voces, sonidos, elegancia y presteza. Eran 40 pero pudieron haber contado 60 y nadie reclamaría la falta de contundencia.

El edificio que Adamo Boari construsó hoy se llama Templo del Expiatorio del Santísimo Sacramento; su construcción comenzó el 15 de agosto de 1897 y terminó 75 años después en 1972. Pero la noche del martes, cuando el Coro hizo su aparición en el altar, las voces anegaron de energía para hacer una obra de arte completa.

Las voces
Luz y sombra

Teresa Pacheco
“Fue algo magnifico; me encantó porque en lugares como este se siente algo místico; muy espiritual sin tener que ver lo religioso”

Gloria Haro Luna
“Fue una majadería que cambiaran el orden del programa, pusieron lo mejor al final y me quedé con las ganas de verlo, pero es que si no me voy ahorita no voy a alcanzar camión y vivo hasta Paseos del Sol; me da mucha lástima porque me estaba gustando mucho”

Agenda musical en iglesias

Jueves 19 de mayo
20:45 horas en el templo de Mexicaltzingo.
Charles Nath, Jeffey Rogers y Santos Cota con música de Bertein, Rochberg, Gershwin y Cota.