Concierto a piano y violín en el Templo de San Agustín

GUADALAJARA, JALISCO (21/MAY/2012).- Un violín, un piano y siete piezas de Tchaikovsky, Schubert y Grieg lograron reunir esta noche a cerca de 400 personas en el Templo de San Agustín. Los músicos rusos radicados en Guadalajara, Konstantin Zioumbilov (violín) y Evgeny Korolkov (piano), fueron los intérpretes que –ubicados frente al altar— deleitaron a los escuchas tapatíos en el marco del décimo quinto Festival Cultural de Mayo.  
 
Los muros y bóvedas de la edificación del siglo XVI –ubicada a un costado del Teatro Degollado— permitieron una acústica de calidad de las obras elegidas para conformar un repertorio romántico, incluso en las últimas filas. No así la visibilidad de los intérpretes, dada la estructura alargada y sin desnivel de la Iglesia.   
 
Las cinco piezas para violín y piano que los concertistas y profesores tocaron durante la primera parte del concierto, fueron de la autoría de su coterráneo Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Serenata Melancólica (op. 26) rompió el silencio y le siguió el vals-scherzo (op. 34), que aunque no es uno de los más célebres del autor de Cascanueces y El Lago de los Cisnes, imprimió mayor alegría al ambiente.  
 
Sólo después de Meditación (op.42 #1 y #2) y Melodía (op.42 #3) vinieron los aplausos y un breve intermedio, en el que algunos de los asistentes aprovecharon para salir a tomar aire dado el calor que se sintió en el interior.

Las obras que se escucharon a continuación fueron Sonata en La menor D.385 en cuatro movimientos, del compositor austriaco Franz Schubert; y Sonata Do menor op.45 en tres movimientos, del noruego Edvard Grieg.  
 
El concierto ofrecido en San Agustín es el primero de la sección Música en Iglesias del Festival Cultural de Mayo, impulsado por la Fundación J. Álvarez del Castillo. Los dos restantes tendrán lugar en el Templo de Santa Anita este martes 22, y en el Templo Aranzazú el miércoles 23. Este último a cargo de un Quinteto para Cuerdas y Clarinete constituido en Guadalajara para la ocasión.  
 
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL