Claudio Magris recibe Premio FIL de Literatura

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2014).- 29 de noviembre de 2014. Ceremonia de Inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). 10:43. Auditorio Juan Rulfo. 11 grados centígrados en el ambiente. Por el gran salón alfombrado desfila gente con zapatillas, zapatos lustrosos, corbatas. El negro ejecutivo abunda por todos lados. Al fondo, en una pantalla que se alza por encima del presidium, hay una imagen de Claudo Magris, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2014. De perfil. La nariz ganchuda. El peinado de ladito. La cara seria. Una tabla.

11:15. 13 grados centígrados. Claudio Magris entra al salón. Su nombre es, junto con el del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el más aplaudido.

12:19. 14 grados centígrados. Después del presidente de la feria, Raúl Padilla López, del rector de la Universidad de Guadalajara ( UdeG), Tonatiuh Bravo Padilla y del titular de la Secretaría General de Gobierno estatal, Roberto López, Claudio Magris tomó la palabra. Con un español dificultoso, el italiano mencionó a Jorge Ibargüengoitia; dijo que el premio revela cómo los países, los críticos y los lectores han acogido sus libros; agradeció al jurado, a sus editores y a México, que ha sido una puerta que le ha abierto el mundo "a la experiencia de la revelación".

El escritor leyó en italiano un discurso en el que habló del proceso de escritura de sus libros. Habló de El mito de Habsbúrgico (1963), de Lejos de dónde (1971), de El Danubio (1986). Dijo que "la escritura de Danubio es heterogénea, impura, mezcla de géneros y de registros estilísticos, como las aguas del verdadero río -que son azules-. Esto es válido, en formas diversas, para todos mis libros, novelas, relatos y piezas teatrales que he escrito".

Sin embargo, el punto de inflexión llegó cuando Magris lanzó la pregunta ¿para qué se escribe?, cuya respuesta dejó estaqueado a más de algún escritor presente en el salón. Magris dijo:

"¿Por qué se escribe? Por tantas razones: por amor, por miedo, como protesta, para distraerse ante la imposibilidad de vivir, para exorcisar un vacío, para buscarle un sentido a la vida. A veces para establecer un orden, otras para deshacer un orden preestablecido; para defender a alguien, para agredir a alguien. Para luchar contra el olvido, con el deseo -tal vez patético pero grande y apasionado- de proteger, de salvar las cosas y sobre todo los rostros amados, de la abrasión del tiempo, de la muerte. Escribir es también un intento de construir un arca de Noé para salvar todo lo que amamos, para salvar -deseo vano e imposible, quijotesco pero inextripable- cada vida".

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI