Bernardo Atxaga teje 'retazos' de memorias y experiencias

GUADALAJARA, JALISCO (01/NOV/2014).- Nevada se convirtió en la residencia por dos años del escritor vasco Bernardo Atxaga, ese estado que fue elegido por el literato también es el escenario en el que se desarrolla “Días de Nevada”, una serie de fragmentos de memorias y experiencias que Atxaga recopila. Un texto que está hecho de “retazos” de vivencias en la Nación Americana.

Atxaga habla vasco con fluidez, con la misma libertad con la que dice que escribió “Días de Nevada”, una obra que plasma sus memorias pero que no se encasilla en un género literario.

Algunos de los pasajes que el lector encuentra en el libro pueden interpretarse como ensayos, o cuentos, o anécdotas o fábulas. Atxaga no quiere catalogar su obra “son experiencias”, reitera.

“En un libro sin un género definido. Lo hice de piezas, de retazos, es una escritura libre, más que una novela. Somos los escritores somos libres”.

Los relatos fueron elaborados independientemente uno de otro, sin embargo, todo, o al menos la mayoría, forman parte de una sola idea que en ocasiones manifiesta enfoque poético.

Algunas memorias más dan su versión de la imagen de muerte y el abandono. “Muchos de los textos van acomodándose de forma evidente”, reitera Atxaga.

El autor tomó elementos de la vida cotidiana y se alejó de su zona de confort personal para dejar todo aquello que considera parte de su rutina, situaciones que a su parecer entorpecen y enturbian su proceso literario: “La mente debe estar en una tierra de nadie”.

Nevada fue un sitio para el Atxaga se conociera más, un lugar que lo separó de su vida rutinaria, una situación necesaria para que naciera esta obra:“Nevada fue ese lugar de pruebas, con la mente abierta, sin prejuicios (…) un lugar que me obligaba a chocar, de ese choque surgieron a lo mejor 500 fragmentos de esta obra”.

No obstante, esta no es la primera vez que Atxaga atraviesa ese periodo de asilamiento. El vasco asegura que en otra ocasión se encerró por nueve meses en una zona remota de Castilla, en España, todo con el fin de “desactivar el modo automático” de la mente para elaborar textos sin prejuicios.

“Días de Nevada” es una lectura creada a partir de la realidad que vivió en Estados Unidos, a pesar de ser un caso específico, el autor no descarta realizar el mismo tipo de ejercicio pero con otras regiones: “Para ir a Nevada se produjo un azar, ahora dependería de otro azar, no lo tengo pensado, pero me gustaría. Cada vez que cambio de lugar mi cabeza se enciende”.

Atxaga admite que las regiones aisladas son sus favoritas, pero desestima que ser citadino sea un estatus. El escritor vasco presume la libertad con la que realizó el libro y la carencia de parámetros literarios para elaborar “Días de Nevada”.

Los fantasmas de su propio pasado también se asoman entre las páginas de “Días de Nevada”, aquellos fantasmas positivos que traen memorias al autor. “Cuando hablo de fantasmas me refiero a la figura de una persona, al recuerdo de esa persona”.

Las experiencias de Atxaga plasmadas en su más reciente libro iniciaron al principio como un proceso de ordenación de poemas, sin embargo, la actividad terminó profundizándose hasta llegar a ser “Días de Nevada”.

“Días de Nevada” presenta las experiencias de Atxaga y su familia, esto bajo sin prejuicios, sin ideas que intercedan en la creación: “Yo procuro no ver nada pre visto, no comer nada precocinado, sin prejuicios, estar siempre abierto y entender, y si no entiendes, no escribas”.

EL INFORMADOR / PABLO MIRANDA