Domingo, 28 de Abril 2024
Cultura | ''A este lado del paraíso'' se titula la exposición

Artistas hispanos invaden antigua mansión y residencia de ancianos del Bronx

La mansión mantuvo su función hasta la década de los ochenta, cuando la fortuna legada por Freedman se agotó. Una gran parte de sus dependencias se cerraron, y en ellas quedaron, intactas, muchas de las pertenencias de sus antiguos habitantes

Por: EFE

El trabajo artístico del colombiano Federico Uribe en la mansión Andrew Freedman. EFE  /

El trabajo artístico del colombiano Federico Uribe en la mansión Andrew Freedman. EFE /

NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS (11/ABR/2012).- Una exposición con nombre de novela de Francis Scott Fitzgerald, "A este lado del paraíso", invadió de arte, esplendor y nueva vida las estancias abandonadas de una mansión de El Bronx que desde 1924 fue hogar de ancianos que habían perdido su fortuna y que vivieron allí sus últimos años.

"Nuestra misión es transformar los espacios vacíos con arte", declaró hoy a Efe Jodie Dinapoli, la directora de programas de "No longer empty", una organización dedicada desde 2009 a llenar edificios de diferentes barrios de Nueva York con propuestas artísticas, como las 32 que, en esta ocasión, se han establecido en la mansión Andrew Freedman del Bronx, "para convertirlo en un paraíso".

En ese oasis artístico de instalaciones colectivas e individuales se incluyen once firmadas por artistas españoles y latinoamericanos.

Esos trabajos se han distribuido en 21 estancias, dos salones de baile y un pasillo con la pintura desconchada de la mansión de nueve mil metros cuadrados que el magnate Freedman (1860-1915) destinó como residencia privada de ancianos.

Este estadounidense, que fue propietario del equipo de béisbol de los New York Giants, donó a su muerte una parte de su fortuna para que se construyera un palacio que albergase a ancianos otrora acaudalados y que habían perdido su patrimonio, de modo que pudiesen pasar sus últimos años inmersos en su antiguo estilo de vida.

"Había muchos europeos, como austríacos y alemanes, y hasta un general de la Rusia zarista, muchos de ellos habían estado muy involucrados con el arte, y Freedman, que tal vez temía perder alguna vez su fortuna, quiso hacerles este regalo, darles esta segunda vida, como si fueran otra vez ricos", puntualizó Dinapoli.

"Vivían en el puro lujo, con fiestas de guante blanco, cenas de gala, bailes... como en el Titanic", agregó.

La mansión, abierta en 1924, mantuvo su función hasta la década de los ochenta, cuando la fortuna legada por Freedman se agotó, y aunque se reconvirtió para acoger servicios municipales, una gran parte de sus dependencias se cerraron, y en ellas quedaron, intactas, muchas de las pertenencias de sus antiguos habitantes.

"Encontramos cuadros, libros, sofás, álbumes, cartas, ropa, un candelabro judío, tocadiscos, máquinas de escribir...", enumeró Dinapoli.

Los 32 artistas que hoy participan en "A este lado del paraíso" visitaron la casa, y para crear sus trabajos, se les permitió utilizar esos objetos rescatados del pasado entre los que figura un un piano de salón y que el ecuatoriano Nicky Enright recuperó, junto a unas cuantas máquinas de escribir, para simbolizar un estudio del sonido.

Todo un tapiz, rebosante de intensos colores, es lo que confeccionó el colombiano Federico Uribe a partir de centavos, llaves, cucharas de plata, fichas de dominó o muletas pertenecientes a los moradores de la casa, presidida por un retrato del artífice de esta residencia hecho con cables, "porque era un hombre muy conectado política y económicamente", explicó Dinapoli.

El amontonamiento de los objetos fue precisamente la fuente de inspiración de la española Abigaíl Azcoz, quien abstrajo lo abigarrado de las estancias mediante dibujos bidimensionales, en tinta, de diferentes formatos, que dislocan el espacio.

La dominicana Scherezade García directamente lo invirtió subiendo los muebles al techo, para simbolizar que "el universo de estos ancianos se había caído, y por eso vivían en el mundo al revés", según Dinapoli.

También hay instalaciones nostálgicas, como la de la fotógrafa Sylvia Plachy, quien visitó esta misma mansión en los años ochenta para retratar a sus residentes y cuyas instantáneas se muestran ahora en una habitación que recrea la que ella pisó hace más de dos décadas, con fantasma incluido flotando en una cortina.

Por su parte, el colombiano Mario Chamorro se decantó por la participación, proponiendo un cuarto que se ha cubierto por completo con papelitos de colores en los que los visitantes de la mansión Freedman plasman lo que les hace felices.

Con estas obras se pretende "revitalizar el espacio, con creatividad y energía, y abrirlo a la comunidad, para democratizar el arte, que ha tomado el edificio, que lo ha hecho suyo, para que se vea bajo otra luz", concluyó Dinapoli.

Este "paraíso" del Bronx, comisariado por Manon Slome, permanecerá abierto hasta el 5 de junio y hasta entonces se han programado más de 45 eventos y programas educativos, en un escenario que ha devuelto la vida al antiguo palacete a través del arte.

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