La gran revolución del mundo es la democracia. Y, más que con golpes de estado o a través de las armas, los cambios en la humanidad comienzan con un ciudadano o ciudadana que acude a depositar un voto en una urna. Para algunos, este cambio será menor. No falta aquél que piense que con votos o sin votos, siempre gobiernan los mismos. Sin embargo, hasta hace algunos años, la democracia como sistema deseable era poco menos que vilipendiada por izquierda y derecha. Hoy, en cambio, sabemos que la democracia tiene muchas imperfecciones, pero que la libertad y la igualdad son mejor protegidas en democracias que en cualquier otro sistema.Y una consecuencia de la democracia es la posibilidad de votar. Es cierto, la democracia no es únicamente votar. Va más allá: libertades, igualdad ante la ley, división de poderes, pluralismo. Sin embargo, no hay democracia sin voto. Elegir a nuestros gobernantes cada determinado periodo de tiempo es un ritual indispensable para que un país se defina como democrático. En este 2018, las elecciones serán un configurador innegable de las expectativas, avances y retrocesos de la democracia en todo el mundo.Comenzamos en México. Tres frentes se disputarán el poder en julio. Con tres nombres propios: Andrés Manuel López Obrador, José Antoni Meade y Ricardo Anaya. El debate que subyace de fondo es el tipo de cambio por el que apuestan los mexicanos, en un contexto en donde 85% de los electores reclama una transformación en Los Pinos. Comprobar, también, si han disminuido o no, las resistencias a una posible Presidencia del tabasqueño. En México, asistimos a una elección que trasciende la cita electoral sexenal, ya que está en juego el régimen mismo.En la Unión Americana, Donald Trump se somete a su primera gran cita con las urnas. Las elecciones intermedias suelen ser un duro castigo para el presidente de turno. Lo sufrió Barack Obama y hasta George W. Bush. Trump llegará a noviembre con el equipaje repleto de fracasos, pero con un triunfo que podría matizar sus decepciones: la reforma fiscal. Una aprobación que supone la unión de un enfrentado Partido Republicano y que implica, también, seducir a la base dura del Partido que comenzaba a ver con cierto desprecio los errores de Trump. La batalla electoral, con un Partido Demócrata sin liderazgos consolidados, será más dura de lo que parece.Rusia tendrá también comicios presidenciales. Las elecciones en el gigante euroasiático adquieren una relevancia manifiesta por tres elementos: 1) El papel geopolítico de la Rusia de Vladimir Putin y su importancia en el Medio Oriente, con China y el vínculo especial con Donald Trump. 2) El rol que se le atribuye a Rusia en la presunta alteración de resultados electorales en todo el mundo. Y 3) Ver el respaldo de la sociedad rusa al proyecto personalista y hegemónico de Putin. En los últimos comicios, Putin ya sufrió un desgaste y dejó atrás las aplastantes mayorías del pasado. De la misma forma, comprobaremos qué tan profunda es la involución autoritaria de la Rusia de Putin.La ingobernable Italia también votará en este 2018. Tras el fiasco del referéndum constitucional de Matteo Renzi y la consolidación del Movimiento Cinque Stelle, no parece que el escenario post electoral vaya a ser más estable que el actual. Parten como favoritos: Beppe Grillo de los antisistema y los demócratas de la centroizquierda. La media de las encuestas da 27% a Cinco Estrellas; 25% al Partido Democrático; 16% a Forza Italia de Berlusconi, y 14% a la Liga del Norte. Sin embargo, plataformas de izquierda como “Libres e Iguales” crecen y ya alcanzan un 8% del electorado. Todo apunta a un escenario muy fragmentado, que apunta a alianzas casi imposibles.No olvidemos, también en Europa, que Angela Merkel deberá formar gobierno, ya sea con liberales y verdes o reeditar la coalición con los socialdemócratas, o convocar elecciones en este mismo 2018 para modificar los equilibrios políticos.En América Latina, la elección en Colombia será la que llamará más la atención Por un motivo importante: los guerrilleros de las FARC se presentan como partido político. Como parte del proceso de paz, las FARC aceptan el sistema democrático y plantean que su lucha política siga por las rutas de los votos y no de las armas. De la misma forma, veremos si el Partido de Liberal de Juan Manuel Santos puede refrendar la Presidencia o sucumbir ante los conservadores del uribismo o incluso ante el ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo. Fajardo parte arriba con una intención de voto cercana a los 20 puntos, seguido por Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá y por Germán Vargas del uribismo. Será una contienda cerrada y polarizada.De la misma forma, en América Latina habrá comicios regionales y locales en un Perú convulso luego del indulto que le concedió Pedro Pablo Kuczynski a Alberto Fujimori, el despiadado dictador. En Paraguay también eligen presidente entre el corrupto e inextinguible Partido Colorado y el centro izquierda representado por el Partido Liberal Radical Auténtico.Las elecciones son inciertas por naturaleza. Si no lo son, no hablamos de democracia. Los comicios siempre generan sorpresas y catapultan nombres propios que hasta hace poco estaban en el desconocimiento. ¿Quién conocía a Macron, actual presidente de la República Francesa? En definitiva, nos espera un año en donde las elecciones volverán a modificar las expectativas, los miedos y la incertidumbre de la política global.DR