Viernes, 26 de Abril 2024

¿Se equivoca Margarita Zavala?

La ex primera dama deja al PAN en medio de una disputa acalorada por la candidatura presidencial frente a Ricardo Anaya

Por: Enrique Toussaint

El panismo negaba que hubiera riesgo de ruptura, pero al final la separación fue inevitable. EL INFORMADOR / J. López

El panismo negaba que hubiera riesgo de ruptura, pero al final la separación fue inevitable. EL INFORMADOR / J. López

El epílogo de una ruptura anunciada: Margarita Zavala deja Acción Nacional para buscar la Presidencia de la República a través de una candidatura independiente. Frente a la hegemonía del presidente Ricardo Anaya, que controla a los Comités Estatales del PAN y el veto explícito del PRD y MC a una posible candidatura conjunta que encabece Zavala, la ex primera dama decidió “bajarse del auto”. Detrás de ella, quedan décadas de militancia en el PAN. El panismo negaba que hubiera riesgo de ruptura, pero al final la separación fue inevitable.

La pregunta es: ¿cómo perjudica al PAN? ¿Tiene posibilidades Margarita Zavala de ser competitiva desde la plataforma de independientes? ¿Tendrá credibilidad Margarita Zavala como candidata independiente?

Hay un hecho innegable, comprobable en todos los estudios demoscópicos: Margarita Zavala es la panista mejor colocada rumbo a 2018. Si obtenemos un promedio de encuestas: su intención de voto oscila entre los 26 y los 34 puntos. Supera a Rafael Moreno Valle y a Ricardo Anaya en todos los careos que se han publicado en medios de comunicación y a través de los portales de las principales casas encuestadoras. Incluso, en el plano de conocimiento, es también el rostro más identificado al interior del PAN y al exterior del propio partido. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en la candidatura de Zavala.

En primer lugar, porque las encuestas reflejaban un techo en sus preferencias electorales, al que ya había arribado desde hace unos cuantos meses, y un porcentaje de negativos -malas opiniones o mala imagen- que incluso supera al propio PAN como instituto político. Es decir, hay más gente que no votaría por Margarita Zavala, por el simple hecho de ser ella, que ciudadanos que no votarían por el PAN como marca partidista. El simple hecho de haber vivido seis años en Los Pinos, siendo primera dama, le traslada los positivos (conocimiento y apoyo de quien simpatiza con el ex presidente), pero también los negativos: desgaste, casos de corrupción, violencia, etc. Es decir, para Zavala siempre fue difícil enarbolar un discurso de cambio frente a Anaya, particularmente porque arrastra las decisiones que tomó Felipe Calderón durante su sexenio. No hay una sola entrevista en donde la ex primera dama haya esbozado una opinión distinta a la que tomó el michoacana durante su mandato.

En segundo lugar, en un escenario de frentes, en donde la dinámica electoral empuja a alianzas para evitar la fragmentación, Zavala está vetada por MC y por el PRD. La hegemonía incontestable de Anaya sobre el PAN, y su extraordinaria relación con Alejandra Barrales y Dante Delgado, hace que el único candidato aceptable para los tres bandos sea Anaya. Zavala sabía eso y entendió que la ruta estaba cerrada en el PAN y que el calderonismo, otrora hegemónico, hoy en día es testigo, y nada más, de la reconstrucción del PAN en torno a la figura de Anaya. Me parece que, con su decisión, Zavala pierde más que el PAN rumbo a 2018.

¿Alguien creerá su discurso de “independencia”? Imposible. Los primeros estudios que se han hecho para explicar al electorado de los independientes confirman que es un voto de castigo al sistema, enojado con los partidos políticos y que piensa más en la persona que en el proyecto. Margarita Zavala puede venderse como renovación frente a un sexenio dominado por la corrupción y por la impunidad, pero nadie podrá negar que Zavala es parte estructural del sistema. Durante décadas, la ex primera dama ha jugado un papel preponderante tanto en la política de seguridad como en la economía, y no olvidemos las decisiones políticas dentro de su partido. Puede tener una narrativa de honestidad intachable, pero nunca de independencia frente a decisiones que se tomaron en el pasado y que fueron un desastre -como la estrategia del calderonismo para combatir al narcotráfico en México-.

Los independientes sólo tienen una fórmula para ser competitivos: converger en una única candidatura que les permita evitar la fragmentación. Al contrario de las decisiones que han tomado en los últimos días, la dispersión de candidatos independientes favorece a las estructuras partidistas-en particular al PRI y a Morena- para quedarse con la Presidencia de la República con un 28-30% de los votos. Sin embargo, llegar a los consensos necesarios para una candidatura independiente común es complejo y nos enfrenta a una realidad que asemeja a las divisiones partidistas: ¿qué comparten Ferriz de Con y Marichuy? ¿Qué puede unir al Bronco y a Kumamoto? Pues, nada.

No sabemos si la amenaza de ruptura de Zavala se concretará o si es un amague para forzar una negociación que no ha habido. Sin embargo, lo que resulta indudable es que la fragmentación será el panorama dominante en 2018. La izquierda partida; el PAN en pugna interna; el PRI que no logra cohesionar a toda su base; candidatos independientes que surgen a diestra y siniestra.; partidos chicos que buscarán modificar el tablero. En conclusión, Margarita Zavala y el PAN cometen un error que pagará en las urnas.

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